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Hablamos con el periodista ucraniano-estadounidense Lev Golinkin sobre el ascenso de la extrema derecha en Ucrania. Golinkin dice que el ataque ruso al monumento Babi Yar, un lugar sagrado para la comunidad judía, desmiente las afirmaciones de Putin respecto de que la invasión es para “desnazificar” el país. Asímismo, el periodista afirma que los ataques a ciudades del este de Ucrania muestran que a Putin tampoco le importa el pueblo ucraniano de habla rusa. Al referirse a la presencia neonazi en su país natal Golinkin afirma: “La extrema derecha es el sector que más se beneficia en Ucrania con esta guerra porque, ahora, ha capturado la atención de personas de todo el mundo y puede mostrarse en la primera línea de combate por la civilización blanca”. Agrega que la presencia de neonazis en Ucrania “no le da a Rusia ningún motivo ni justificación para invadir ni una pulgada de territorio ucraniano”.
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman. “La Ucrania de mi infancia está siendo borrada”. Así se titula el artículo más reciente de Lev Golinkin para The New York Times. Lev Golinkin es un periodista ucraniano-estadounidense que vino a EE.UU. siendo un niño en 1990 en condición de refugiado, proveniente de la ciudad de Járkov, al este de Ucrania. Golinkin también es el autor de “Una mochila, un oso, y ocho cajas de vodka: memorias de la Ucrania soviética”. Él nos acompaña desde East Windsor, Nueva Jersey. Lev, muchas gracias por participar en nuestro programa. Usted ha escrito sobre su país de manera muy extensa. ¿Cuál es su respuesta ante lo que sucede en este momento?
LEV GOLINKIN: Estamos viendo una repetición de algunas de las peores cosas que Rusia le ha hecho a Ucrania. Un ejemplo de ello es lo sucedido en Chernobyl, lo cual no fue un accidente. Chernobyl fue el resultado de las políticas soviéticas, de la negativa soviética a cuidar la vida humana.
AMY GOODMAN: Hay que aclarar que Chernobyl estaba en la Unión Soviética antes de que se disolviera, y, por supuesto, está en Ucrania.
LEV GOLINKIN: Correcto. Está en Ucrania. Lo sucedido en Chernobyl fue algo infligido a Ucrania y fue el resultado de las políticas soviéticas, de la indiferencia soviética por la seguridad. Lo que vemos en este momento es que Moscú, de nuevo, muestra un desprecio total por la seguridad de las personas al atacar centrales nucleares, sin prever de ninguna forma los horrores que podrían suceder. También vemos, por ejemplo, que hay confusión en la información sobre un ataque reciente cerca del barranco de Babi Yar en Kiev, donde los nazis llevaban a cabo ejecuciones. A diferencia de lo que los informes dijeron originalmente, el ataque no impactó el monumento de Babi Yar. Originalmente se dijo que el monumento había sido atacado, pero no fue así, aunque el ataque ruso sí alcanzó un área cerca a Babi Yar. Ese lugar es un terreno sagrado. Estamos hablando de un sitio en el que los nazis mataron a 33.000 judíos en dos días en 1941. Más tarde la Unión Soviética prohibió a los judíos tener cualquier muestra de memoria colectiva. Les prohibieron incluso erigir un simple monumento que dijera: “Aquí yacen los judíos asesinados en el Holocausto”. Y ahora Moscú, de nuevo, está atacando sin ningún reparo un área cercana a un sitio que tiene tanta importancia y representa tanto dolor para el pueblo judío y para Ucrania en general. De nuevo…
AMY GOODMAN: Lev, ¿no le parece interesante la controversia alrededor de este monumento en Babi Yar, un famoso sitio de ejecuciones, y que fue un multimillonario ruso, un multimillonario ruso judío nacido en Leópolis, Mikhail Fridman, quien financió la mayor parte del monumento reciente de Babi Yar?
LEV GOLINKIN: Es una historia muy larga y dolorosa. La pregunta siempre fue qué era lo que el monumento iba a conmemorar, porque las ejecuciones en Babi Yar no fueron solo perpetradas por los nazis, sino que se llevaron a cabo con una gran ayuda de nacionalistas y colaboracionistas ucranianos. Ese es el meollo de la cuestión, y yo he escrito mucho sobre el tema de las guerras sobre la memoria, de quién es responsable de qué, quién hizo qué en la Segunda Guerra Mundial. También es algo que Rusia utiliza a menudo cuando afirma que Ucrania honra a sus colaboracionistas nazis. De la misma forma, hay exageración por parte de Rusia. Se habla mucho del amargo recuerdo que representa Babi Yar. Pero independientemente de lo que estés haciendo, si invades un país con el pretexto de proteger a los judíos ucranianos y de que estás peleando contra los nazis en Ucrania, no es muy consecuente que estés bombardeando uno de los lugares más sagrados en honor a las víctimas de los nazis. Además, Amy, quisiera señalar algo en ese orden de ideas. Usted le preguntaba a su anterior invitado sobre el hecho de ser ruso versus ucraniano en cuanto al idioma. Como sabe, yo soy de Járkov, soy de Ucrania. Allí nací y crecí. Mi idioma natal es el ruso, al igual que el de mis padres, que también están allí. Así que Putin miente al decir que protege a los rusohablantes, cuando en realidad no los está protegiendo. Los está bombardeando. Los está matando ahora mismo. Teniendo en cuenta la gente que vive en Járkov, hay un 99% de probabilidades de que quienes están siendo asesinados sean rusohablantes nativos y que el ruso sea su primer idioma. Y esas personas no son rusas. Somos ucranianos. Lo que ocurre es que hablamos un idioma diferente. Es lo mismo que los canadienses de Quebec, los francófonos, que siguen siendo canadienses y habitantes de Canadá. Y eso es algo muy importante para que la gente sepa que toda la noción de que Putin está salvando a los rusohablantes es basura. No los está salvando. Los está matando.
AMY GOODMAN: Lev, finalmente… … Usted ha escrito extensamente sobre la extrema derecha en Ucrania. Putin ha declarado que lo que está haciendo es desnazificar Ucrania. Y usted ha condenado ferozmente la invasión rusa de su país, de Ucrania. ¿Puede hablarnos de cómo ambas cosas pueden ser verdad?
LEV GOLINKIN: Sí. Es imposible sostener ambos pensamientos en este momento. En Ucrania hay una presencia neonazi, incluyendo un regimiento neonazi en sus Fuerzas Armadas.
AMY GOODMAN: El Azov.
LEV GOLINKIN: Pero eso no justifica que Rusia invada ni un centímetro del territorio ucraniano. Ambas cosas son ciertas al mismo tiempo. Lo que tenemos que hacer en EE.UU. es condenar y combatir a Rusia, y asegurarnos de que al hacer eso no haya extremistas que viajan a Ucrania y se entrenan con neonazis ucranianos. Y es extraordinariamente frustrante ver a la gente diciendo que solo una de esas cosas es cierta: O bien Putin es un salvador que está liberando a Ucrania, lo cual es basura, o bien, como dice otra gente: “Bueno, supongo que eso significa que en Ucrania no hay neonazis, así que no deberíamos preocuparnos por ellos”. Pero sí debemos preocuparnos. Podemos apoyar a Ucrania, y creo que hay que hacerlo asegurándose de que estos grupos de extrema derecha no tengan acceso a las armas. Y creo que es importante no solo para Ucrania sino también para EE.UU., porque no queremos que esas armas acaben siendo usadas en ataques a otros lugares, como ocurría con los extremistas islámicos. Y es importante tener en cuenta ambas cosas al mismo tiempo.
AMY GOODMAN: Lev, cuál es la respuesta…
LEV GOLINKIN: Podemos condenar a Rusia, condenar la invasión, y al mismo tiempo ser cuidadosos.
AMY GOODMAN: ¿Cuál es la respuesta de la extrema derecha, de los neonazis de Ucrania a la invasión rusa, y cuál es la respuesta de los otros ucranianos ante los neonazis?
LEV GOLINKIN: La extrema derecha ucraniana no podría haber deseado un escenario mejor. Ahora es mucho más difícil criticarlos, y ahora también están abiertos a recibir nuevos reclutas. Desde el inicio de este conflicto, ambas partes, los separatistas y la extrema derecha ucraniana, han tratado de atraer a neonazis de todo el mundo ofreciéndoles experiencia bélica de primera mano. Siempre hay alguien que se beneficia de la guerra. Y la extrema derecha de Ucrania es el principal beneficiado en el bando ucraniano de esta guerra porque ahora pueden atraer a gente de todo el mundo, y pueden ser vistos como el primer frente en la lucha por la civilización blanca. Por lo tanto, es algo muy peligroso, y deberíamos ser capaces de analizarlo, condenando al mismo tiempo los crímenes de guerra que Rusia está cometiendo contra Ucrania. No debería ser difícil poner el foco en ambas cosas al mismo tiempo.
AMY GOODMAN: Lev Golinkin, esta es una conversación que tendremos que continuar en otro momento. Quiero agradecerle que haya estado en nuestro programa. Periodista ucraniano-estadounidense que informa ampliamente sobre la crisis de Ucrania, Rusia y la extrema derecha, autor de “Una mochila, un oso, y ocho cajas de vodka: memorias de la Ucrania soviética”. Enlazaremos a su artículo de opinión en el New York Times, “La Ucrania de mi infancia está siendo borrada”. Hasta aquí nuestro programa. Democracy Now! esta actualmente aceptando solicitudes para gerente de recursos humanos. Visiten democracynow.org. Democracy Now! está producido por Mike Burke, Renée Feltz, Deena Guzder, Messiah Rhodes, Nermeen Shaikh, María Taracena, Tami Woronoff, Camille Baker. Soy Amy Goodman. Gracias por acompañarnos.
Traducido y editado por Igor Moreno Unanua e Iván Hincapié.