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La represión a la sociedad civil en Rusia se ha extendido a quienes se manifiestan contra la guerra, los medios de comunicación independientes y las organizaciones de derechos humanos. Se silencia así el disenso y la diversidad de fuentes de información en medio de la guerra en Ucrania. Conforme a la ley rusa de agentes extranjeros, las organizaciones no gubernamentales que reciben fondos de otro país son objeto de un mayor control y corren el riesgo de ser clausuradas. Hablamos con Anna Dobrovolskaya, directora ejecutiva del Centro de Derechos Humanos Memorial, una de las organizaciones de derechos humanos más antiguas de Rusia, que hace un seguimiento de las violaciones de los derechos humanos y proporciona asistencia legal a las personas solicitantes de asilo. Los tribunales rusos ordenaron la disolución de dicha organización en diciembre de 2021. “La estrategia del Gobierno ruso es poner, de manera generalizada y silenciosa, algunas limitaciones a las personas que estén dispuestas a hablar abiertamente”, dice Dobrovolskaya. “El Gobierno está sencillamente tratando de clausurar todo”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Anna Dobrovolskaya.