Relacionado
Desde Kabul nos acompaña Jan Egeland, del Consejo Noruego para los Refugiados, quien describe la inseguridad creciente que se vive en Afganistán. El miércoles 11 de enero, al menos cinco personas murieron en un atentado suicida cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores, por el cual el Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad. Por otro lado, cada vez son más las voces que demandan que el Gobierno talibán revierta las medidas que prohíben a las mujeres asistir a la universidad y trabajar para organizaciones no gubernamentales. En las últimas semanas, esta prohibición ha llevado a prominentes agencias de cooperación internacional —entre ellas, el Consejo Noruego para los Refugiados— a suspender sus operaciones en Afganistán, lo que podría empeorar la crisis humanitaria en el país. Según estimaciones de Naciones Unidas, en Afganistán hay más de 28 millones de personas, más del 70% de la población, que requieren asistencia humanitaria. “Nuestro trabajo es necesario para ayudar a esos 28 millones de personas que los países de la OTAN dejaron atrás en su retirada”, señala Egeland, quien recientemente se reunió con líderes talibanes para instarlos a levantar las restricciones que vulneran los derechos de las mujeres.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Jan Egeland.