En Francia, 1,3 millones de personas salieron a las calles el martes en la sexta jornada de protesta nacional, y la más grande hasta el momento, contra la propuesta del presidente Macron de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años. La jornada amaneció con los servicios de trenes interrumpidos, las escuelas cerradas y los suministros de combustible bloqueados. La policía usó cañones de agua y gas lacrimógeno contra algunos grupos de manifestantes. Los dirigentes sindicales dicen que seguirán causando disrupción en la vida pública cotidiana hasta que el Gobierno acceda a anular su plan. Estas fueron las palabras expresadas por una trabajadora jubilada que habló durante la marcha en París.
Laurence Vienot: “Se trata de nuestros hijos, nuestros nietos. Es decir, imagínense cómo será dentro de 50 años si reducimos los pocos derechos que tienen los empleados en beneficio de las corporaciones que obtienen ganancias intolerables y que, por supuesto, no pagan impuestos”.