Después del fallido motín del Grupo Wagner en Rusia, el Gobierno de Biden ha impuesto nuevas sanciones a las empresas acusadas de beneficiarse de las actividades de dicha organización paramilitar en África. El mismo día en que se anunciaron las sanciones la policía militar rusa allanó las bases de los mercenarios de Wagner en Siria. Mientras tanto, The New York Times informa sobre la construcción de una nueva base militar para los combatientes del Grupo Wagner en Bielorrusia, país en el que su líder, Yevgeny Prigozhin, está ahora exiliado, y donde, tras el fallido levantamiento, Rusia ofreció a los mercenarios de Wagner la opción de reubicarse. Hablamos con la politóloga Kimberly Marten, que ha estado estudiando el Grupo Wagner durante años y dice que a pesar de los acontecimientos recientes, es poco probable que la guerra de Rusia en Ucrania y su presencia en otros países se vean afectadas. “Wagner en sí mismo no existe como una entidad”, dice Marten, que describe a la organización paramilitar como un “mecanismo de contratación” para el ejército ruso no verdaderamente independiente del Gobierno de Putin. “Sería realmente fácil para el Kremlin poner en el lugar de Prigozhin a algún otro individuo como jefe titular de todas estas diferentes compañías [paramilitares]”.
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