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Después de la importante cumbre de la OTAN realizada en Lituania, el presidente Biden prometió seguir apoyando a Ucrania y advirtió que la guerra podría continuar durante mucho tiempo. Luego, el mandatario viajó a Finlandia, el miembro más nuevo de la OTAN, que comparte una frontera de 1340 kilómetros con Rusia. Hablamos del tema con Stephen Wertheim, investigador principal del programa American Statecraft de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional. Wertheim señala que por más que el objetivo de esta cumbre fuera mostrar una mayor alineación de Ucrania con la OTAN, “lo que se vió en realidad son las divisiones que hay dentro de la alianza”, que finalmente no estableció ningún plazo para la incorporación de Ucrania. Según Wertheim, el resultado real de la cumbre fue que Ucrania pasó a un estatus de “neutralidad armada” o a adoptar el “modelo israelí”, en el que sus aliados internacionales le suministran asistencia económica y de seguridad a largo plazo. La cumbre de la OTAN también concluyó con un comunicado que critica el creciente poder militar de China y sostiene que las acciones de Pekín son una amenaza para la seguridad de los países de la OTAN.
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