Informe especial sobre el procesamiento de Trump en una cárcel de Georgia por sus esfuerzos para revertir los resultados de las elecciones de 2020

Reportaje25 de agosto de 2023

El jueves 24 de agosto, el expresidente estadounidense Donald Trump fue fichado en la cárcel del condado de Fulton en Atlanta por trece cargos penales vinculados a sus esfuerzos para revertir los resultados de las elecciones de 2020. Trump pagó 20.000 dólares, el 10% de su fianza de 200.000 dólares, a través de un agente de fianzas local, lo que le permitió ser liberado después de comparecer en la cárcel durante unos veinte minutos. El juicio en su contra podría comenzar en octubre. Hablamos del tema con dos personas que se encuentran en Atlanta. Carol Anderson es profesora de estudios afroestadounidenses en la Universidad de Emory y autora de varios libros sobre raza y derechos civiles en la política estadounidense, entre ellos “One Person, No Vote: How Voter Suppression Is Destroying Our Democracy” (Una persona, ningún voto: las restricciones a la participación de votantes que están destruyendo nuestra democracia). Hugo Lowell es reportero del periodico The Guardian y viene cubriendo de cerca la imputación penal contra Trump en Georgia. Anderson analiza cómo Trump uso la larga historia de racismo y restricción de los derechos electorales que hay en el país para intentar “derrocar la democracia” a través de un “ataque a la humanidad negra”. Lowell, por su parte, anticipa cómo seguirá el proceso de Trump y las 18 personas imputadas junto a él, entre quienes se encuentran su ex jefe de gabinete, Mark Meadows, y el abogado Kenneth Cheseboro, que fue quien propuso el complot de los electores falsos.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman.

Donald Trump se entregó a las autoridades en la noche del jueves 24 de agosto en la tristemente famosa cárcel del condado de Fulton, donde fue fichado por 13 cargos penales vinculados a sus esfuerzos para revertir los resultados de las elecciones de 2020. Una vez en la cárcel, le tomaron las huellas dactilares y la fotografía para la ficha judicial. Unos 20 minutos después, fue puesto en libertad tras el pago de una fianza de 200.000 dólares. Desde marzo, el expresidente ha sido acusado formalmente cuatro veces y enfrenta un total de 91 cargos penales.

El 24 de agosto, Trump se convirtió en el primer expresidente al que le toman una foto policial. Poco después de que se publicara la foto, Trump comenzó a usar la misma con el fin de recaudar dinero para su campaña presidencial. También publicó la foto policial en la red social X. Esa fue su primera publicación en dicha plataforma desde que Twitter cancelara su cuenta tras la insurrección del 6 de enero de 2021.

Donald Trump habló brevemente con la prensa en el aeropuerto luego de haber sido puesto en libertad.

DONALD TRUMP: Lo que ha ocurrido aquí es una parodia de la justicia. Nosotros no hicimos nada malo. Yo no hice nada malo. Y todo el mundo lo sabe. Nunca he tenido tanto apoyo, y eso va para los demás también. Lo que están haciendo constituye interferencia electoral. Están tratando de interferir en unas elecciones. Nunca antes había sucedido algo así en nuestro país.

AMY GOODMAN: El ex jefe de gabinete de Trump Mark Meadows también se entregó el jueves y fue liberado con una fianza de 100.000 dólares. El lunes 29 de agosto se llevará a cabo una audiencia sobre la solicitud de Meadows de transferir su juicio a un tribunal federal. Fani Willis, la fiscal de distrito del condado de Fulton, ha citado al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, y a uno de sus exempleados para testificar en una audiencia sobre la solicitud de Meadows.

El jueves, Willis también solicitó adelantar el inicio del juicio de Trump para el 23 de octubre, después de que uno de los 18 coacusados en el caso, Kenneth Chesebro, exigiera un juicio rápido. Chesebro es el abogado que propuso que Trump usara compromisarios falsos para intentar anular los resultados de las elecciones. Un juez ha fijado el comienzo del juicio contra Chesebro para ese mismo día, el 23 de octubre.

Pasamos a Atlanta, desde donde nos acompañan dos invitados. Hugo Lowell es un reportero de The Guardian que ha cubierto de cerca la acusación de Donald Trump en Georgia. Y Carol Anderson, profesora de Estudios Afroestadounidenses de la Universidad de Emory, autora de muchos libros, entre ellos “Una persona, ningún voto: las restricciones a la participación electoral que están destruyendo nuestra democracia”. Sus otros libros incluyen “The Second: Race and Guns in a Fatally Unequal America” (La segunda: raza y armas en un EE.UU. fatalmente desigual) y “White Rage: The Unspoken Truth of Our Racial Divide” (Rabia blanca: la verdad tácita de nuestra división racial).

Profesora Anderson, comencemos con usted. ¿Cómo reacciona a este momento histórico, el fichaje policial de un expresidente de Estados Unidos por primera vez en la historia? Por cierto, esto sucedió en su estado, Georgia.

CAROL ANDERSON: Dado el tipo de presión bajo el cual Trump puso a Atlanta y a Georgia, además de la caracterización del condado de Fulton como una especie de bastión de la corrupción, esto se sintió como una vindicación. Como si se hubiera hecho justicia. Tan bien como la canción de Nina Simone.

AMY GOODMAN: Esto sucedió previo al 60 aniversario de la Marcha sobre Washington. Muchas personas marcharon en 1963 a favor de los derechos electorales y los derechos civiles. Explique por qué ve esto como algo relacionado con los derechos civiles.

CAROL ANDERSON: Oh, eso se debió al ataque al derecho al voto, porque en el condado de Fulton, bueno, en Georgia en gran medida, un 90% de los afroestadounidenses que votaron lo hicieron por Biden. Más del 70% de los latinos que votaron en Georgia lo hicieron por Biden. Y un poco más del 60% de los asiático-estadounidenses que votaron, votaron por Biden. Lo que se vio con el equipo de Trump, su intento de anular esos votos, fue un intento de decir que sus votos eran ilegítimos, que los votos de las minorías eran ilegítimos, como si no fueran estadounidenses de verdad. Fue el mismo tipo de asalto que veíamos en la era de Jim Crow, que estas personas no eran estadounidenses reales y sus votos no eran válidos. Como si la marcha sobre el puente Edmund Pettus y el Domingo Sangriento [en Selma] fuera irrelevante.

Así que el contexto de este tipo de asalto sistémico y corrosivo al derecho al voto, el derecho a votar y que sus votos sean contados, y la forma en que se denigraba a los afroestadounidenses en ese asalto clasificándolos como ilegítimos, como la fuente de la criminalidad, como la fuente de un enorme y desenfrenado fraude electoral, fue lo que dio pie a que Rudy Giuliani se refiriera a Ruby Freeman y Shaye Moss como traficantes de drogas repartiendo papeletas electorales, como si estuvieran repartiendo heroína y cocaína. Ese tipo de ataque a la humanidad de las personas negras fue el mismo tipo de asalto que llevó a que se promulgara la Ley del Derecho al Voto.

AMY GOODMAN: Hugo Lowell, usted ha estado cubriendo este tema por algún tiempo. En este momento usted se encuentra en Atlanta. ¿Podría compartir su reacción a lo que pasó anoche? Usted escribió en su artículo al principio de la semana: “Trump hizo que su equipo legal negociara para que él fuera fichado durante el horario de máxima audiencia de las cadenas de noticias por cable”.

HUGO LOWELL: Bueno, Trump básicamente quería entregarse en la noche del jueves porque sabía que si podía convertir los hechos en un espectáculo, convertirlos en un circo, sería capaz de acaparar tanta cobertura como pudiera, y, al hacer esto, desviar la atención no solo de la gravedad de los cargos, porque está siendo imputado por un cargo de extorsión en este caso, sino también de la indignidad que supone tener que entregarse a las autoridades.

Su llegada a la cárcel en una caravana de vehículos a la hora que él quería fue, sinceramente, lo más lejos que pudo llegar su trato especial. Una vez dentro de la cárcel, lo trataron como a cualquier otro acusado en un caso penal. Y creo que eso es muy importante, porque no es la misma forma en la que ha sido tratado en cualquiera de sus otros casos penales. En este caso le tomaron las huellas dactilares. Registraron su estatura y peso, aunque pareciera que esos datos se los inventó él mismo. Y luego le tomaron la fotografía para la ficha judicial.

Y si nos fijamos en esa foto de prontuario, creo que podemos ver dos lados de Trump. Vemos a un Trump que está tratando de parecer desafiante, y esa era una expresión que practicó antes de entregarse a las autoridades. Pero también se puede ver una sensación de temor en sus ojos y el hecho de que esto se está convirtiendo en algo real. Y sabemos, tras hablar con sus colaboradores y sus asesores en los días antes de su rendición, que él realmente sintió la magnitud de lo que se avecinaba.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar sobre el nuevo abogado de Trump?

HUGO LOWELL: Trump tiene un historial de despedir abogados cuando las investigaciones penales conducen a imputaciones. Lo vimos en el caso de los documentos clasificados de Mar-a-Lago, cuando Jim Trusty, un exfuncionario del Departamento de Justicia, terminó siendo despedido cuando se produjo la imputación. Y parece que este caso no es tan diferente. Trump había contratado anteriormente a Drew Findling para que fuera su abogado durante todo el proceso ante el gran jurado especial y durante la investigación criminal, y cuando se produjo la imputación, Trump lo reemplazó por un nuevo abogado, Steve Sadow, quien, en muchos sentidos, es probablemente una mejor opción para Trump de todos modos. Sadow tiene esta reputación de ser más una especie de abogado litigante. Le gusta darse golpes de pecho. Le gusta salir en la televisión. Eso es algo que a Drew Findling no le gustaba hacer. Y creo que pone de relieve dónde está la mente de Trump mientras se prepara para un juicio.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar del hecho de que Trump recurrió a un fiador para cumplir con el pago de los 200.000 dólares de fianza acordados?

HUGO LOWELL: Sí. Al recurrir a una empresa de fianzas aquí en Atlanta, Trump se libra de tener que pagar los 200.000 dólares completos. Básicamente puede poner un 10%, o 20.000 dólares, y satisfacer las condiciones para su liberación. Y es interesante que a pesar de que Trump acudió a un agente de fianzas, en realidad él puso los 20.000 dólares, según nos dicen personas cercanas al expresidente, él mismo de su propio bolsillo, lo que es inusual porque todos sus otros honorarios legales en todas las demás investigaciones penales se pagan a través del Comité de Acción Política Save America. Básicamente, él ha pagado todos los honorarios legales de sus colaboradores, los honorarios de sus propios abogados, a través de ese comité. Y verlo pagar él mismo esos 20.000 dólares fue un cambio notable, en mi opinión.

AMY GOODMAN: Hugo, usted publicó un artículo el miércoles, titulado “El plan de Trump de no asistir al debate lo protege de la exposición legal”. Explique.

HUGO LOWELL: Sí, creo que esto habla, en cierto modo, de cómo la campaña presidencial de Trump para 2024 está tan entrelazada con el equipo legal. Creo que a la gente le gusta pensar: “¿Dónde termina el equipo legal y dónde comienza la campaña?”. Pero, en realidad, todo está envuelto en la misma operación. Y eso tiene sus beneficios, pero también tiene sus inconvenientes, porque cada vez que Trump ha hecho comentarios en televisión, cada vez que se ha enfrentado a preguntas legales difíciles, Trump en algunos casos parece hablar más de la cuenta e incriminarse a sí mismo un poco más.

Las dos últimas veces que Trump ha estado en la televisión, cuando estuvo en el foro abierto de CNN, exacerbó su exposición legal con respecto a la escritora E. Jean Carroll, ya que, al día siguiente de que Trump perdiera su caso civil, en el que el jurado dijo básicamente que él era un agresor sexual, Trump fue a ese foro y se reafirmó en sus declaraciones. Y luego, cuando fue entrevistado en el canal de televisión Fox, básicamente reconoció haberse quedado con documentos clasificados incluso después de haber sido citado.

Entonces, creo que había un miedo palpable entre sus abogados y sus ayudantes sobre que si iba al debate y era acorralado con una pregunta legal, podría haber dicho algo que agravaría sus problemas legales. Y creo que había una sensación de alivio debido a que, en última instancia, no fue al debate y no causó más problemas.

AMY GOODMAN: Hugo Lowell, hable de estos otros acontecimientos, por ejemplo, el hecho de que Chesebro pidiera un juicio rápido, algo a lo que la gente tiene derecho, y se ha establecido una fecha para el 23 de octubre, que tiene implicaciones para todos los coacusados o coconspiradores, como se les está llamando, y también Mark Meadows queriendo llevar esto a una corte federal, y la audiencia programada para el lunes, donde ahora Brad Raffensperger, secretario de Estado de Georgia, ha sido citado a testificar.

HUGO LOWELL: Ahora estamos empezando a ver qué pasa cuando tienes 19 acusados en un caso penal. Y, ¿qué está pasando? Básicamente estamos viendo a los diferentes conspiradores con intereses divergentes a los de Trump. La estrategia legal general de Trump en todos estos casos es retrasarlos. Quiere retrasarlos hasta después de las elecciones presidenciales, porque si gana y puede instalarse como presidente, puede evitar cualquier tipo de responsabilidad penal que venga con una posible condena porque estará en el cargo. Pero esos no son necesariamente los intereses de los otros acusados. Meadows, por ejemplo, el ex jefe de personal, quiere trasferir su caso a un tribunal federal. Creemos que Trump podría querer hacer lo mismo. Pero, ¿cómo va a defenderse Meadows? Podría decir que estaba trabajando a instancias del presidente, y eso no es algo muy bueno para Trump.

En cuanto a Ken Chesebro, el abogado a quien se le ocurrió o que estaba implementando el complot de los compromisarios falsos, transfirió su caso a un juicio rápido en Georgia, que según las normas locales significa que tendrá un juicio dentro de dos términos de gran jurado, y es por eso que, como usted dijo, se ha programado para el 23 de octubre. Pero eso no es del interés de Donald Trump. De nuevo, Chesebro se la jugó un poco aquí y pensó que tal vez la fiscalía de distrito no estaría lista para ir a juicio, pero, como hemos informado en las últimas semanas, el retraso desde el final de el gran jurado especial hasta la acusación parece haber sido tiempo durante el cual la fiscalía de distrito estaba anticipándose a estas mociones previas al juicio y estos dictámenes previos al juicio que podrían llegar, y de ese modo básicamente asegurarse que estarían listos para ir a juicio. Y este podría ser el factor que se vuelva en su contra y tenga consecuencias inesperadas para ellos.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar sobre Harrison Floyd III, el exlíder de “Voces Negras por Trump”, el único de los 18 coacusados junto con Trump que sigue encarcelado?

HUGO LOWELL: Sí, esto fue un interesante giro. Harrison Floyd se entregó en la cárcel de Atlanta sin haber negociado un acuerdo de fianza. Y entonces, lo que pasó es que fue fichado y procesado, como todos los demás, y luego se quedó en la cárcel, porque no había negociado sus condiciones de liberación. Y creo que esto fue bastante extraordinario, porque parece que la Oficina del Fiscal de Distrito había intentado decirle que fuera a su oficina a negociar algún tipo de condiciones de liberación, pero él no hizo eso, y se entregó. Y, en última instancia, esa es la situación en la que se encuentra, que es única entre los 19 acusados.

AMY GOODMAN: Volvamos a Donald Trump hablando el 24 de agosto.

DONALD TRUMP: Realmente creo que este es un día muy triste para Estados Unidos. Esto nunca debería pasar. Si uno impugna una elección… Deberías poder impugnar una elección. Pensé que las elecciones fueron amañadas, robadas, y debería tener todo el derecho de impugnarlas.

AMY GOODMAN: Profesora Anderson, Trump está claramente enmarcando esto como un problema de libertad de expresión: “Deberías poder impugnar una elección. deberías poder hablar libremente”. ¿Cuál es su respuesta?

CAROL ANDERSON: Lo que hizo no fue solo impugnar unas elecciones a través de la libertad de expresión. Lo que hizo fueron acciones criminales para revocar el mandato del pueblo. Por ejemplo, el complot de los falsos compromisarios, donde había personas haciéndose pasar por verdaderos compromisarios para entrar en la Cámara de Representantes del estado y firmar un formulario diciendo que eran los verdaderos compromisarios debidamente elegidos, y luego enviar ese formulario a los funcionarios del Gobierno, al presidente del Senado, al jefe de los Archivos Nacionales y a un juez federal aquí en Georgia, una vez firmado, diciendo que los votos del Colegio Electoral de Georgia iban para Donald Trump, como si Donald Trump fuera el ganador de las elecciones aquí en Georgia, cuando no fue así, y eso fue un fraude. Y eso era parte del plan para anular esas elecciones.

Y el otro componente de esto es que Trump está diciendo que le robaron las elecciones. Pero hubo tres recuentos aquí en Georgia. Hubo un recuento manual de cinco millones de papeletas. Biden ganó ese recuento manual. Y ese recuento se hizo el 19 de noviembre. Luego hubo un recuento en las máquinas. Ese recuento de las máquinas se completó a principios de diciembre. Y también confirmó que Biden había ganado. Pero entonces tuvieron lugar una serie de audiencias legislativas donde Rudy Giuliani vomitó mentira tras mentira tras mentira, diciendo básicamente que había hasta 150.000 votos fraudulentos aquí en Georgia, y, por lo tanto, la Legislatura estatal debía intervenir y revocar los resultados de unas elecciones libres y justas. Y luego hubo un recuento manual… No un recuento manual, sino un recuento de votos en ausencia en el condado de Cobb, que es parte del área metropolitana de Atlanta. Se recontaron 15.000 papeletas. Y esas 15.000 papeletas mostraron que no había nada erróneo en esos votos en ausencia. Así que básicamente tenemos tres recuentos que demuestran que no hubo fraude, pero ellos continuaron difundiendo esa mentira del fraude y luego, en base a esa mentira del fraude, trataron de revocar unas elecciones libres y justas.

Así que esto no se trata de la libertad de expresión. Se trata de intentar llevar a cabo un golpe de Estado para derrocar el régimen democrático. Esto es un asalto a la democracia estadounidense. La acusación real es esa.

AMY GOODMAN: Permítame preguntarle sobre los cargos contra Trevian Kutti, Harrison Floyd y Stephen Cliffgard Lee, incluyendo la solicitud de declaraciones falsas, tratar de influir en testigos, ya que intentaron convencer a Ruby Freeman para que hiciera una confesión falsa. Trump mencionó a Ruby Freeman 18 veces durante su llamada con el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger. ¿Cómo arrojaron luz estas acusaciones sobre lo que ocurrió allí?

CAROL ANDERSON: Lo primero es que identificaron a mujeres afroestadounidenses que estaban haciendo el trabajo para que la democracia funcione y dijeron que básicamente eran una amenaza para su presidencia. Lo segundo es que simplemente mintieron. Y como dice Brad Raffensperger, enseñaron un video que fue recortado, como si fuera la prueba definitiva de que había ocurrido un fraude, que ellas habían sacado maletas con papeletas que estaban debajo de un escritorio en el State Farm Arena [de Atlanta] y luego las fotocopiaron 18.000 veces para inflar la victoria de Biden, el problema es que el recuento manual y el recuento de las máquinas niega eso, porque al tener las papeletas, no habría 18.000 votos adicionales.

Y el ataque a Ruby Freeman, llamándola estafadora y traficante de drogas, estafadora, estafadora, estafadora, vinculando la negritud con la criminalidad, era una forma de intentar solidificar esa acusación de fraude. Y para… Cuando el pastor fue a la casa de Ruby Freeman y llamó a su puerta y ella no respondió, él luego llamó al hombre negro para decirle: “Ya sabes, ella tiene miedo de hablar conmigo porque soy blanco”. Otra vez jugando la carta de la raza. Y luego tienes a la organización “Negros por Trump” llamando al publicista de Kanye West para tratar de convencerla de mentir para que dijera que hizo algo que no hizo, poniendo una enorme presión sobre esta mujer, poniendo una enorme presión sobre esta mujer negra que solo estaba haciendo el trabajo para que la democracia funcione, intentando hacerla mentir para que proporcionara algún nivel de credibilidad a la mentira de Donald Trump. Eso es presión extorsionista. Eso es inaceptable. Por eso está acusado. Por eso están acusados.


Traducido y editado por Igor Moreno Unanua e Iván HIncapié.

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