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En 1951, el hospital universitario Johns Hopkins extrajo células de Henrietta Lacks, una mujer negra que atravesaba un tratamiento para el cáncer, sin su consentimiento. Ahora, la familia de Lacks acaba de llegar a un acuerdo judicial con la empresa farmacéutica Thermo Fisher Scientific en el marco de una demanda por el uso poco ético que hizo de esas células. En su denuncia, la familia de Henrietta Lacks apunta contra el racismo del sistema médico que permitió a la empresa de biotecnología ganar miles de millones de dólares gracias a su línea celular “HeLa”, utilizada en la elaboración de remedios para múltiples enfermedades como, por ejemplo, la primera vacuna contra la polio. Los detalles del acuerdo no se hicieron públicos, pero la familia expresó satisfacción con esta resolución de la demanda, que tuvo lugar el martes 1 de agosto, fecha del cumpleaños de Henrietta Lack. Analizamos el caso y la historia racista del sistema médico estadounidense con Dorothy Roberts, directora del programa de Raza, Ciencia y Sociedad de la Universidad de Pensilvania. Roberts es autora de varios libros, entre ellos “Fatal Invention: How Science, Politics, and Big Business Re-create Race in the Twenty-first Century” (Invención fatal: el modo en que la ciencia, la política y las grandes empresas recrean la raza en el siglo XXI). “Lo que sucedió con Henrietta Lacks no le sucedió sólo a ella. Es parte de una larga historia de experimentación y explotación de personas negras en la investigación biomédica”, señala Roberts.
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