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El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha declarado que el Líbano está enfrentando “una de las fases más peligrosas de su historia”, en momentos que el Ejército israelí anunció que ha comenzado a lanzar “incursiones limitadas y específicas” en el sur del Líbano. Por su parte, Hizbulá ha negado que hayan ingresado soldados israelíes al Líbano. Esta potencial operación terrestre israelí se presenta después de dos semanas de ataques aéreos que han matado a más de 1.000 personas y han forzado el desplazamiento de más de un millón. A pesar de los llamamientos públicos de Biden a un alto el fuego, el lunes 30 de septiembre, el secretario de Defensa de su Gobierno, Lloyd Austin, en conversación con el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ratificó el apoyo estadounidense a las acciones israelíes en la frontera con el Líbano. “En última instancia, las acciones de Israel socavan los intereses de Estados Unidos en Medio Oriente”, señala Ali Rizk, analista de políticas y seguridad que vive en Beirut. “Benjamin Netanyahu […] quiere pasar a la historia como la persona que logró derrotar al principal enemigo de Israel”.
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