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En las tres semanas de asedio que llevan sobre el norte de Gaza, las fuerzas militares de Israel ya han matado al menos a mil personas palestinas, en su mayoría mujeres y menores de edad. El sábado 26 de octubre, el Ejército israelí se retiró del Hospital Kamal Adwan, donde había irrumpido un día antes. Según funcionarios de salud, los soldados se llevaron docenas hombres detenidos que, en su mayoría, eran miembros del personal médico del hospital y, en algunos casos, eran pacientes. En este contexto, el Gobierno israelí ha prohibido el ingreso a Gaza de seis organizaciones internacionales de salud, a pesar de la grave crisis humanitaria que se vive en la región por los múltiples desplazamientos poblacionales, las enfermedades generalizadas, las lesiones causadas por los ataques israelíes y el hambre, entre otras problemáticas. Funcionarios locales estiman que cerca de 43.000 personas palestinas han muerto desde el inicio de la guerra de Israel contra Gaza, en octubre de 2023, aunque es probable que la cifra real sea mucho mayor. “La infraestructura sanitaria está destruida. Muchos médicos locales han muerto o han sido secuestrados. Están dejando a los pacientes varados sin nadie que les brinde ninguna ayuda”, dice Mosab Nasser, director ejecutivo de FAJR Scientific, una de las seis organizaciones humanitarias que brindan atención médica prohibidas por Israel.
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