En Siria, la gente celebra la caída del régimen de Assad, cuya familia gobernó con mano de hierro durante más de cinco décadas. Al mismo tiempo, para muchos sectores, es el momento de asumir la magnitud de lo que le ha sucedido a su país en casi 14 años de una guerra civil que dejó gran parte del país en ruinas, provocó la muerte de más de 350.000 personas y el desplazamiento forzoso de otras 14 millones. Mientras tanto, las potencias extranjeras, en particular Israel, Turquía y Estados Unidos, han llevado a cabo ataques en diferentes partes del país, e Israel ha invadido y ocupado nuevos sectores de territorio en los Altos del Golán. Para ampliar la información sobre las enormes transformaciones que se están produciendo, nos acompaña el economista político sirio-estadounidense Omar Dahi, director de la red de investigación Security in Context, quien desde el inicio del conflicto, en 2011, ha participado en varias iniciativas orientadas a consolidar la paz en el país. Dahi señala que, en Siria, mucha gente tiene “emociones encontradas” sobre lo que está pasando; celebran la caída de Assad al tiempo que lloran el inmenso costo humano de la guerra y enfrentan el difícil camino a recorrer para reconstruir el país. “Por fin es posible hacer política”, afirma Dahi.
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