El lunes, en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, estallaron manifestaciones cerca de las oficinas de la ONU y de las embajadas occidentales a medida que aumenta la ira por el incremento de los actos de violencia y la crisis humanitaria en el este del país. Los manifestantes quemaron banderas estadounidenses y de otros países y denunciaron el apoyo de las naciones occidentales a Ruanda, acusada de respaldar al grupo rebelde M23, y su complicidad en el conflicto.
Manifestante: “Estamos reclamando nuestros derechos. Al apoyar la rebelión, Francia y Estados Unidos están fomentando la guerra en el este de la República Democrática del Congo. Un país como Ruanda no puede luchar contra la República Democrática del Congo. Estamos marchando; no estamos invadiendo ni destruyendo la propiedad de las personas. Pero el jefe de la policía envía a sus agentes para dispersarnos”.
Esto se produce al tiempo que miles de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares a causa del avance del grupo rebelde M23 hacia Goma, una ciudad clave en el este del Congo.