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Conmemoramos el 21º aniversario de la muerte de Rachel Corrie, una pacifista estadounidense de 23 años de edad que, el 16 de marzo de 2003, murió aplastada por una excavadora conducida por un soldado israelí. Corrie había viajado a Rafah con el Movimiento de Solidaridad Internacional para monitorear las violaciones de derechos humanos perpetradas en la región e intentar proteger los hogares palestinos que se encontraban bajo amenaza de demolición. Hasta el día de hoy, no se ha responsabilizado a nadie por su muerte ya que el ejército israelí dictaminó que fue un “accidente” y la Corte Suprema de Israel rechazó una apelación de su familia en 2015. A lo largo de estos 21 años, Rachel Corrie se ha convertido en un símbolo de solidaridad con el pueblo palestino y su legado debe servir para “volver a llamar la atención sobre lo que pasa en Rafah” y evitar una escalada en la guerra, dice su amigo y compañero activista Tom Ford, quien presenció el momento de su muerte. También hablamos con la madre y el padre de Corrie, Cindy y Craig, quienes cuentan que, a través de los años, han conocido a mucha gente palestina que continúa honrando la memoria de su hija. “La historia de Rachel ha sido muy importante para la gente palestina de todo el mundo”, dice Cindy Corrie. “Una y otra vez nos dicen lo mucho que significó su solidaridad”. Después de la muerte de Rachel, Cindy y Craig dedicaron sus vidas a su causa y crearon la Fundación Rachel Corrie por la Paz y la Justicia.
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