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El Gobierno de Biden ha expresado públicamente sus reservas acerca de la creciente cifra de muertes que se registra en Gaza. Sin embargo, una investigación del periódico The Washington Post revela que, en los últimos cinco meses, dicho Gobierno ha aprobado y entregado silenciosamente más de 100 operaciones de venta de armas a Israel, que incluyen miles de municiones guiadas de precisión, bombas de diámetro pequeño, bombas “revienta búnkeres” y otras armas letales enviadas en calidad de ayuda. Desde el inicio del ataque israelí el 7 de octubre, solo se han hecho públicas dos de estas operaciones de venta de equipamiento militar al extranjero destinadas a Israel, las cuales fueron aprobadas por el Gobierno de Biden haciendo uso de la autoridad que le permite eludir al Congreso en situaciones de emergencia.
“En realidad, es ilegal proporcionar asistencia militar a un país que está restringiendo el ingreso de asistencia humanitaria financiada por Estados Unidos, cosa que está sucediendo en el caso de Israel”, señala Josh Paul, un veterano funcionario del Departamento de Estado que trabajaba en el área de transacciones con armas y que renunció como forma de protesta frente a la iniciativa de incrementar la venta de armas a Israel en medio del actual ataque a Gaza. Paul explica que la venta de armas a Israel funciona de forma automatizada como si fuera “línea de montaje” y plantea que la creciente disidencia dentro de Estados Unidos está ejerciendo presión sobre Biden para que cambie su política “inconducente” de apoyo incondicional a Israel. “Tenemos un presidente y un conjunto de políticas establecidas […] que se siguen sosteniendo en esta dirección a pesar del daño que le están provocando a la seguridad israelí, a los intereses globales estadounidenses y, por supuesto, a tanta gente palestina”.
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