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Hablamos con Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, acerca de los ataques de Israel contra trabajadores humanitarios en la Franja de Gaza. El Gobierno israelí ha admitido su responsabilidad en la muerte de siete trabajadores de la organización humanitaria World Central Kitchen, que se produjo el lunes 1 de abril cuando las fuerzas militares israelíes bombardearon repetidamente un convoy de vehículos claramente identificado con el logo de la organización. A partir del hecho, World Central Kitchen suspendió sus operaciones en Gaza, lo que limita aún más la distribución de alimentos en el territorio, algo muy necesario en medio de una creciente hambruna. Otras organizaciones humanitarias han tomado también la decisión de suspender su trabajo en el territorio por la falta de seguridad. Anteriormente, Israel había prohibido que la UNRWA, Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada de Palestina, lleve suministros de ayuda al norte de Gaza, donde se registra la mayor necesidad. Egeland dice que los países que apoyan a Israel deben ponerle un freno a “esta máquina de guerra descontrolada” que está causando tanta muerte y destrucción. “Cuando vemos que en un conflicto hay un récord mundial de muertes de personas que trabajan bajo categorías protegidas, significa que se está quebrando la ley en pedazos. No hay otra forma de verlo”. Egeland también llama a poner fin a la venta internacional de armas a Israel y a reanudar el financiamiento y el apoyo a la UNRWA.
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