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Una importante investigación del periódico The New York Times explora la historia de uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en la guerra contra los talibanes: Abdul Raziq. Este combatiente afgano fue elogiado con frecuencia por generales estadounidenses y tuvo la tarea de supervisar a los soldados que eran “entrenados, armados y pagados por Estados Unidos y sus aliados”. Sin embargo, para la población civil de la región Raziq era conocido como “el monstruo de Estados Unidos” y llegó al poder por medio de torturas, asesinatos extrajudiciales y secuestros perpetrados durante años. Raziq, asesinado en 2018, fue responsable de la mayor campaña de desapariciones forzadas de la que se tenga registro durante los 20 años de guerra de Estados Unidos en Afganistán. “Básicamente, Raziq fue el símbolo de la brutalidad del Gobierno respaldado por Estados Unidos”, dice el periodista del New York Times Matthieu Aikins. A pesar de conocer su historial de violencia, Estados Unidos “continuó trabajando codo a codo con Raziq porque era muy eficaz en términos militares”. Aikins sostiene que las “ilusiones y el autoengaño” de Estados Unidos respecto a las atrocidades cometidas por las tropas estadounidense y sus aliados “es uno de los motivos por los cuales Estados Unidos fracasó en Afganistán a pesar de haber permanecido allí durante 20 años y haberle destinado tantos cientos de miles de millones de dólares”.
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