“El enfoque militarista ha sido un fracaso”: Presentamos a Hala Rharrit, la primera diplomática estadounidense que renuncia por la guerra en Gaza

Reportaje03 de mayo de 2024

Nos acompaña Hala Rharrit, la primera diplomática del Departamento de Estado de Estados Unidos que renuncia públicamente por las políticas del Gobierno de Biden de apoyar incondicionalmente el ataque y el sitio de Israel a la Franja de Gaza. Rharrit tiene 18 años de carrera diplomática y se desempeñaba como portavoz en árabe del Departamento de Estado en Medio Oriente. “No pude seguir siendo representante del Departamento de Estado y salir a promover esta política. Es una política inhumana. Es una política infructuosa que no está ayudando ni al pueblo palestino ni al pueblo israelí”, dice Rharrit. “No estamos autorizados a enviar equipo militar y armas a países que violan los derechos humanos. La Corte internacional de Justicia ha dictaminado que es plausible que se esté cometiendo un genocidio, pero aún así seguimos enviando miles de millones de dólares, no solo en calidad de armamento defensivo, sino también de armamento ofensivo. Se puede considerar una violación de la legislación nacional. Muchos diplomáticos lo saben y tienen miedo de decirlo”. Además, Rharrit plantea: “Leí las cuestiones que se suponía que debíamos enfatizar al hablar en medios árabes. Muchas de ellas expresaban una mirada deshumanizante sobre la gente palestina”.

Rharrit también analiza la “corrupción” en el Gobierno que permite que continúen las ventas de armas. “No pude evitar sentirme inquieta por la influencia que ejercen los lobistas y grupos de presión en nuestra política exterior y también en el Congreso, en las personas que deciden si se autorizan o no estos envíos de armas. Mi conclusión es que nuestros políticos no deberían obtener beneficios de la guerra. Y desafortunadamente, tenemos algo de corrupción institucionalizada que permite eso”, explica.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Israel ha matado a al menos 26 palestinos en Gaza en las últimas 24 horas, incluyendo al menos siete personas, cuatro de ellas menores, en un ataque aéreo en Rafah, la ciudad más meridional de Gaza, donde más de 1,4 millones de palestinos han buscado refugio. Casi 35.000 palestinos han muerto en los últimos siete meses. Otras 7.000 personas están desaparecidas y se cree que están enterradas bajo los escombros. Casi 78.000 personas han resultado heridas.

Un nuevo informe de las Naciones Unidas describió el número de bajas en Gaza como algo “sin precedentes” en tan poco tiempo. El informe también dice que el mundo no ha visto el nivel de destrucción de viviendas en Gaza desde la Segunda Guerra Mundial.

Aquí en Estados Unidos, un movimiento masivo de protestas estudiantiles con campamentos de solidaridad con Gaza en campus universitarios de todo el país ha sido objeto de redadas de la fuerza pública, arrestos masivos y violencia. Casi 2.200 personas han sido detenidas en 43 centros universitarios en las últimas semanas. El 2 de mayo, el presidente Biden se refirió a las protestas por primera vez en semanas en un discurso no programado desde la Casa Blanca.

JOE BIDEN: El disenso es esencial para la democracia, pero el disenso nunca debe conducir al desorden o a negar los derechos de otros, a que los estudiantes puedan terminar el semestre y su educación universitaria. Es básicamente una cuestión de justicia, de lo que es correcto. Existe el derecho a protestar, pero no el derecho a provocar el caos.

AMY GOODMAN: Tras los comentarios de Biden, los periodistas le preguntaron si las protestas estudiantiles lo incitarían a reconsiderar su política exterior.

REPORTERO: Señor presidente, ¿las protestas lo han obligado a reconsiderar algunas de las políticas de EE.UU. con respecto a la región?

JOE BIDEN: No.

AMY GOODMAN: El apoyo financiero, militar y diplomático del Gobierno de Biden al ataque de Israel contra Gaza ha provocado disenso dentro del Gobierno estadounidense, con empleados gubernamentales que han renunciado o cesado sus labores.

Hoy nos acompaña la primera diplomática del Departamento de Estado en renunciar públicamente por la guerra contra Gaza. Hala Rharrit ha estado en la carrera diplomática durante 18 años y renunció recientemente al Departamento de Estado. Ella es la tercera empleada del Departamento de Estado, pero la primera funcionaria del Servicio Exterior, en tomar esa decisión. Hala Rharrit se desempeñaba como portavoz en árabe del Departamento de Estado en Medio Oriente. Nos acompaña ahora en su primera entrevista en televisión desde su renuncia.

Hala Rharrit, bienvenida a Democracy Now!

HALA RHARRIT: Muchas gracias, Amy. Es un honor estar con ustedes.

AMY GOODMAN: ¿Puede comenzar hablando de por qué ha renunciado públicamente?

HALA RHARRIT: Por supuesto. Honestamente, yo no tenía la intención de dimitir públicamente. Sí tenía la intención de renunciar. Mi posición en el Centro Regional de Medios de Dubai, mi último cargo, era de muy alto perfil. Mi papel era hablar con los medios árabes sobre las políticas estadounidenses, por lo que inevitablemente mi renuncia se hizo noticia pública. Primero fue noticia, creo, aquí en la región y en Estados Unidos.

La verdadera razón por la que renuncié es que ya no podía ser parte del Departamento de Estado y promover esta política. Es una política inhumana. Es una política fallida que no beneficia a los palestinos ni a los israelíes. Y quiero enfatizar ese punto, que no son solo estrictamente los horribles asesinatos en masa que todos hemos estado observando en el curso de más de 200 días, la persecución de periodistas, de los trabajadores de la salud, más de 14.000 niños masacrados, sino que [esta política] tampoco contribuye a la seguridad de los israelíes. Los rehenes siguen retenidos en Gaza. Los israelíes saben que habrá un círculo vicioso de violencia luego de la matanza de tantas personas en Gaza. Esto no ayuda a nadie.

Y la política militarista no es la solución. Como diplomática, como alguien que cree en la diplomacia, en el poder de la diplomacia, yo hice todo lo que pude desde dentro para tratar de explicar esto diariamente, a través de informes, a través de cables. Nada funcionaba, hasta que finalmente tomé la decisión de que ya no podía ser parte del sistema.

AMY GOODMAN: ¿Qué cree que el presidente Biden y su jefe dentro del Departamento de Estado, el secretario de Estado, Tony Blinken, pueden hacer en este momento que sea más efectivo?

HALA RHARRIT: Tienen que seguir las leyes internas de EE.UU. y el derecho internacional. Contamos con sistemas dentro del Departamento de Estado para garantizar que situaciones como esta no sucedan. No estamos autorizados para enviar equipo militar y armamento a países que cometen abusos contra los derechos humanos. La CIJ ha determinado la plausibilidad de un genocidio. Sin embargo, seguimos enviando miles de millones de dólares en armamento no solo defensivo, sino también ofensivo, lo que quivale a una violación de las leyes de Estados Unidos. Muchos diplomáticos lo saben. Muchos diplomáticos tienen miedo de decirlo. Es una violación del derecho internacional lo que hemos estado viendo suceder en Gaza.

Y no podemos hacer excepciones con nuestros aliados. Hacer excepciones no ayuda a nuestros aliados porque, de nuevo, lo único que eso hace es crear un círculo vicioso de violencia. Y claramente [esa política] no ha logrado sus objetivos. Ha fracasado. Los rehenes aún no han regresado con sus familias, donde deben estar. La situación en Gaza sigue siendo profundamente inestable. La gente continúa sufriendo a diario.

Es hora de que el presidente Biden y el secretario Blinken se den cuenta de que este enfoque militarista ha sido un fracaso y hay que ponerle fin. Deben cumplir con las leyes estadounidenses, lo cual hará que tengan una gran ventaja. Si somos capaces de condicionar la ayuda militar, seremos capaces de presionar a Israel. También podremos trabajar con nuestros aliados árabes para presionar a Hamás y así lograr un cambio real y significativo sobre el terreno. Eso es lo necesario en este momento, no más armas.

AMY GOODMAN: ¿Por qué cree que el presidente Biden no hace eso? Mientras él dice que está afligido por el número de víctimas y que le ha hecho una advertencia al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, claramente el flujo de armas continúa. The Washington Post y The New York Times han informado sobre más de 100 transferencias de armas, o ventas de armas, justo por debajo del umbral que requeriría una aprobación del Congreso.

HALA RHARRIT: Por supuesto. Ese es un muy buen punto, Amy. Justo debajo del umbral, permitiendo voluntariamente los delitos que están sucediendo en Gaza. Y es por eso que ya no podía ser parte del Departamento de Estado, porque lo que hacen es intencional.

Es una respuesta muy difícil de darle y es una pregunta que me hago todos los días: ¿Por qué el presidente Biden no hace nada? ¿Por qué el secretario Blinken no actúa? Si yo tuviera la respuesta a eso, tal vez estaría en otro lugar ahora mismo. Estaría aún dentro del sistema tratando de generar un cambio.

Pero, la conclusión a la que llegué y lo que pude ver desde el interior del sistema, y también como una portavoz que debía leer los puntos de discusión, es que, fundamentalmente, una vida israelí no valía… o, una vida palestina no valía lo mismo que una vida israelí. Y es desgarrador para mí decir eso como alguien que con orgullo serví a mi país durante 18 años. Pero leí los puntos de conversación que se suponía debíamos promocionar en los medios árabes y en gran parte deshumanizaban a los palestinos. Treinta y cuatro mil personas muertas en Gaza en este momento y seguimos insistiendo en que esta es la única opción, cuando no lo es.

Además, como diplomática, no pude evitar sentirme preocupada por la influencia de intereses especiales, del cabildeo armamentista, de otros intereses especiales que sirven a Gobiernos extranjeros. Es muy, muy frustrante cuando trabajas todos los días en el área de la política internacional estadounidense y sabes que no importa lo que hagas y no importa lo que los altos funcionarios en el departamento estén haciendo, y a pesar de todas las recomendaciones hechas a Washington desde el terreno, las políticas no van a cambiar. No pude evitar sentirme preocupada por la influencia de grupos de intereses especiales, de grupos de presión, sobre nuestra política internacional y, también, sobre el Congreso, sobre las personas que deciden si se realizan o no algunos de esos envíos de armamento. En resumen, nuestros políticos no deberían sacar provecho de la guerra. Infortunadamente, existe una corrupción institucionalizada que permite eso. Y, como diplomática estadounidense, mi interés se centraba en la seguridad nacional de EE.UU. Así que protesté contra esto, pero desafortunadamente no pude lograr suficientes cambios y tuve que presentar mi renuncia.

AMY GOODMAN: Usted mencionó la corrupción institucionalizada. ¿Podría ampliar ese punto, Hala?

HALA RHARRIT: Todo el mundo sabe que nuestros políticos son capaces de lucrarse significativamente a través de la industria armamentista y de las contribuciones a las campañas. Eso es algo que nunca se le permite a un diplomático. No tenemos la capacidad de obtener ningún beneficio financiero, en realidad, de nada. Todo tiene que ser muy transparente de nuestra parte. Sí tenemos autorizaciones de seguridad para acceder a información ultrasecreta. Nuestras vidas son realmente un libro abierto cuando somos diplomáticos. Y así es como debería ser, porque estamos sirviendo a nuestro país. No trabajamos para nosotros mismos. Trabajamos para la población de Estados Unidos. Estamos implementando las leyes del país y lo debemos hacer por el bien de la seguridad nacional de EE.UU., no para beneficio personal ni por contribuciones de campaña. Y como diplomática, fue muy preocupante para mí, sabiendo que la política interna de nuestro país claramente tiene una influencia sobre nuestra política internacional, porque nuestras voces no estaban siendo escuchadas.

AMY GOODMAN: Quisiera preguntarle sobre cómo el Gobierno, en los niveles más altos, Blinken y, por supuesto, en última instancia, Biden, responden a las críticas y qué tanto escuchan. Las más recientes, entre las muchas otras que se reportan, vienen de más de 250 exempleados del Gobierno de Obama y trabajadores de la campaña de Obama y Biden, que enviaron una carta a sus antiguos jefes exigiendo un alto el fuego inmediato en Gaza e instando a que EE.UU. ponga fin a su apoyo incondicional a Israel. Por otro lado, están las personas que han dimitido públicamente o de forma más privada. ¿Cuál fue la respuesta a su renuncia? Pero también, ¿ha hablado directamente con el presidente Biden, o con Tony Blinken, el secretario de Estado quien era su jefe?

HALA RHARRIT: ¿La pregunta, Amy, es si he hablado con ellos directamente?

AMY GOODMAN: Sí.

HALA RHARRIT: No he hablado con ellos directamente, quiero decir, no en esta ocasión en particular. Lo he hecho en el pasado con el secretario Blinken, pero no en esta ocasión en particular. Lo que hacemos como diplomáticos es enviar reportes. Les enviamos información. Es por eso que estamos en el extranjero, en nuestras embajadas y consulados. Y nuestro trabajo es tratar de ayudar a Washington a tomar decisiones informadas. Eso es lo que hacemos. Y escuchamos lo que el secretario Blinken dice. Se habla de una cultura en la que “queremos oír opiniones disidentes. Queremos recibir comentarios críticos”.

Puedo decirle que, en mi caso, ha sido una mezcla de cosas. Yo aporté esos comentarios críticos. Proporcioné reportes diarios, por ejemplo, que mostraban la cobertura en los medios panárabes en términos de la crisis en Gaza, y que mostraban cómo había un creciente sentimiento antiestadounidense. Todos los días veía un auge del sentimiento antiestadounidense, lo cual era en extremo preocupante. Y yo estaba tratando de plantear esto diariamente en Washington, explicando que tenemos que cambiar de rumbo, que estamos perjudicando nuestros propios intereses de seguridad nacional al mantener esta política. Y me encontré con el silenciamiento. Me encontré con que me dejaron de lado. También me respondieron: “Gracias por sus comentarios críticos. Esto va a llegar al máximo nivel de nuestro Gobierno. Necesitamos más de esto”. Me encontré con más silenciamiento, más marginación. Entonces, para mí, fue realmente una mezcla de sentimientos.

Y tengo que ser honesta y decir que había gente que estaban tratando de asegurarse de que esos mensajes fueron escuchados, pero finalmente, y eso es lo más frustrante, con mi papel particular como portavoz en árabe, expliqué que nuestros mensajes nos estaban perjudicando más de lo que nos estaban ayudando, sin embargo, nuestro mensaje nunca cambió. Todavía estamos usando los mismos argumentos dirigidos al mundo árabe incluso a pesar de estar inflamando las tensiones, incluso a pesar de estar instigando a personas en toda la región, incluso a pesar de estar haciendo que la gente en toda la región nos odie más y esté más frustrada con nosotros, porque escuchan nuestro doble rasero. Escuchan el doble rasero cuando condenamos un ataque sobre los intereses israelíes, pero no condenamos la muerte de los palestinos, y solo expresamos preocupación. Están muy, muy al tanto de estos dobles estándares. Y amplificar estos argumentos nos está perjudicando. Y fue muy frustrante para mí ver que existía la expectativa continua de que vamos a hacer eso a pesar de todos los datos, y a pesar de la clara prueba de que no está ayudando a Estados Unidos, de que está perjudicando a Estados Unidos.

AMY GOODMAN: Usted se negó a comentar… Usted era la portavoz en árabe para el mundo árabe. Usted se negó a comentar sobre la política de Estados Unidos en Gaza. ¿Puede explicar por qué tomó esa decisión?

HALA RHARRIT: Por supuesto. Tal como acabo de mencionar, lo dejé muy claro, a través de reportes diarios sobre las ramificaciones de nuestros mensajes. Extremadamente claro. Mostré todos los días lo que estaba sucediendo, y cuál era la reacción. Y también estaba monitoreando las redes sociales árabes y compartiendo con Washington las imágenes que se estaban volviendo virales en las redes sociales árabes. Y, gracias, Amy, por amplificar las voces de las familias palestinas al inicio de su programa. Esas son cosas que a veces Washington no escucha. Pero es lo que el público árabe está consumiendo diariamente. Y estas fotos de niños muertos, de niños pequeños mutilados, son traumatizantes. Y mi argumento era: “Miren estas imágenes que la gente en esta parte del mundo está consumiendo diariamente”.

Hay una desconexión absoluta con lo que la gente en el mundo árabe están viendo suceder en Gaza y nuestros puntos de conversación. Hay una desconexión total. Y no sirve a nuestro interés continuar fingiendo que lo que está sucediendo en Gaza no está sucediendo, y seguir promoviendo cosas que solo lo están instigando. Entonces, mi rol era ser portavoz, pero también creo que mi papel es servir a Estados Unidos, promover los intereses estadounidenses, tener un mensaje efectivo, no solo mandar mensajes. Y mi conciencia no me permitía salir en la televisión árabe sabiendo que al hacer eso estaba perjudicando a mi país, en lugar de ayudarlo.

AMY GOODMAN: Explique más específicamente, porque estas son críticas y acusaciones importantes y graves, que el presidente, que el secretario de Estado en realidad están poniendo en peligro la seguridad nacional de EE.UU. con el apoyo a Israel y la posición que están tomando en este momento.

HALA RHARRIT: Por supuesto. Mataron a tres de nuestros soldados en Jordania. Eso fue una reacción directa a nuestra política respecto a Israel. Y cuando eso sucedió, de nuevo les advertí: “No seré parte de esto”. Si tiene lugar un ataque contra intereses estadounidenses en la región, yo no podría dormir por la noche, porque mi cara en esa pantalla, en ese canal de noticias árabe, puede haber sido aquello que incitó a esa persona a tomar represalias o cometer un acto terrorista.

La ira en la región es palpable, y es algo traumático. Cuando las personas consumen imágenes diarias de masacres, de personas que sufren, y además escuchan que Estados Unidos está facilitando voluntariamente que eso ocurra al continuar enviando bombas, eso hace que pierdan por completo la fe en Estados Unidos. Y esto es lo que era tan doloroso para mí como diplomática estadounidense. He trabajado durante los últimos 18 años para estrechar lazos entre Estados Unidos y otros países, promover los intereses de Estados Unidos, promover la imagen de Estados Unidos. Pero esta política está haciendo que eso sea imposible. ¿Cómo podemos hablar de libertad de prensa cuando permanecemos voluntariamente en silencio ante los asesinatos de tantos periodistas? Yo personalmente trabajé con el objetivo de emitir un comunicado respecto a los asesinatos de periodistas en Gaza, y me encontré con mucho rechazo. Y me sorprendió mucho que mis propios colegas tuvieran tanta oposición a ello. Es un valor estadounidense fundamental promover la libertad de prensa. No podemos tener excepciones. No podemos tener un doble rasero.

Como diplomáticos estadounidenses, tenemos que aplicar nuestros valores, nuestros estándares a la situación. De eso se trata nuestro trabajo. Y hasta que no lo hagamos, vamos a seguir perjudicando… no dejo de repetir esta palabra, pero de verdad lo creo, y es una preocupación que expresé durante meses. Nos estamos perjudicando a nosotros mismos, no solo a los palestinos y no solo a los israelíes, sino a Estados Unidos de América.

AMY GOODMAN: Usted ha renunciado públicamente, pero hay otras personas que simplemente han renunciado, argumentando que no creen ser lo suficientemente importantes como para anunciar su renuncia. ¿Puede hablar del número de personas que se han ido y también que han expresado sus preocupaciones a través de los canales oficiales, que llegan hasta lo más alto, al igual que usted lo hizo?

HALA RHARRIT: En realidad no sé de ninguna otra persona que haya renunciado dentro del Servicio Exterior. Puede haberlas y que yo no lo sepa, pero no conozco a nadie más, aparte de Josh y Annelle, y ellos no son funcionarios del Servicio Exterior, pero son personas que trabajaban en Washington y que han renunciado. Pero sí sé con seguridad que mucha gente expresó su frustración por querer renunciar.

Y me enteré de esto principalmente después de que mi propia renuncia fuera anunciada internamente. Fue una gran sorpresa para mí. No sabía cómo reaccionaría la gente, honestamente, cuando aún estaba dentro, porque mi renuncia fue anunciada internamente antes de que se hiciera pública externamente. Y en ese momento, mucha gente se me acercó y me habló de toda la frustración que les han causado estas políticas. Sentían que no podían decir nada. Sentían que no podían hacer nada. Estaban preocupados por sus carreras profesionales. Les preocupaba lo que pudiera ocurrirles si hablaban internamente. Y fue muy desalentador escuchar eso. No es lo que el Departamento de Estado debería representar. Muchos me dijeron que desearían poder renunciar, porque realmente no podían seguir trabajando todos los días bajo esta política, pero que no podían dejarlo por razones financieras, o por otras consideraciones relacionadas con sus familias.

Así que es un momento triste dentro del departamento, por lo que a mí concierne, y solo puedo compartir de mi experiencia, por supuesto. El Departamento de Estado es una institución muy grande, pero puedo decirles, después de 18 años de servicio, que conoces a muchos miembros del cuerpo diplomático. Y es un momento sin precedentes. Es muy incómodo. Y creo que todos se despiertan esperando que al día siguiente las cosas irán mejor. Necesitamos indudablemente cambios fundamentales a esta política, porque es una política fallida que está perjudicando a todas las partes involucradas.

AMY GOODMAN: Cuál es su respuesta al presidente Biden hablando ayer por primera vez sobre las protestas en los campus universitarios, los miles de estudiantes que han sido arrestados, además de los profesores que han sido detenidos… Biden dijo que esas protestas en todo el país no tienen ningún efecto en su política internacional.

HALA RHARRIT: Honestamente, fue muy decepcionante que él hablara sobre sus constituyentes de esa manera, que él hablara sobre los votantes de esa manera, que él hablara sobre los estadounidenses de esa manera. Se supone que es un representante del pueblo.

Y el hecho de que estos estudiantes hayan sido suspendidos, de que hayan sido etiquetados… el resultado final es que creo que hay un cambio generacional fundamental no solo en Estados Unidos, sino a nivel mundial, porque estos estudiantes, al igual que la gente en esta región, han estado consumiendo diariamente las imágenes que salen directamente de Gaza. Han estado viendo en sus redes sociales a niños muriendo de hambre. Están viendo en sus redes sociales niños pequeños ensangrentados siendo cargados con un brazo arrancado. Están viendo esto diariamente. Y les llevó siete meses levantarse. Si el presidente Biden y el secretario Blinken hubieran resuelto esta crisis, no habría habido protestas estudiantiles.

El presidente puede detener el flujo de dinero. Y voy a decirlo una vez más: Esta es una política fallida. No ha tenido éxito en traer a casa a los rehenes. No ha tenido éxito en hacer que los israelíes estén más seguros. Y cuando los estudiantes ven un potencial y plausible genocidio en curso, reaccionan ante él. Están reaccionando ante el hecho de que sus instituciones académicas pueden invertir financieramente en los asesinatos de personas inocentes en Gaza. Están reaccionando ante el hecho de que su Gobierno sigue habilitando la matanza de civiles inocentes. Y ese es un derecho democrático fundamental de la Primera Enmienda. Y fue muy, muy desalentador escuchar al presidente infravalorarlos de esa manera sin siquiera abordar la fuente de sus preocupaciones.

Por supuesto, estoy absolutamente en contra de cualquier tipo de violencia en el campus o en cualquier otro lugar. Las protestas deben ser inclusivas. Ningún estudiante, independientemente de su religión, de su raza, de su etnia, debe ser atacado en absoluto, y eso está claro, y debería ser evidente. Pero también está claro que hubo mucho sentimiento de comunidad en estas protestas. Había estudiantes judíos con estudiantes musulmanes, con estudiantes cristianos, con ateos, con agnósticos, en realidad no importa. La gente estaba unida en su demanda de poner fin a las masacres y a la violencia. Y reprimirlos de una manera tan violenta es algo horrible. Y tampoco es necesario. De nuevo, como diplomática, no creo en la resolución de conflictos a través de las armas o la violencia. Creo en sentarme y en hablar con las personas, sentarme y negociar, no en reprimir.

AMY GOODMAN: Hala Rharrit, quiero agradecerle que haya estado en nuestro programa. Hala Rharrit es la primera diplomática del Departamento de Estado en dimitir por la política del Gobierno de Biden respecto a Gaza. Ella lleva 18 años de carrera diplomática. Esta es su primera entrevista en televisión desde que renunció.

Al regresar, hablamos con dos médicos que acaban de regresar de trabajar como voluntarios en el hospital en funcionamiento más grande de Gaza. Quédense con nosotros.

[Pausa]

AMY GOODMAN: “A Place to Stay”, por Sam Burton, cantautor palestino-estadounidense de Salt Lake City. La canción está dedicada a su padre palestino.


Traducido por Igor Moreno Unanua e Iván Hincapié

The original content of this program is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 United States License. Please attribute legal copies of this work to democracynow.org. Some of the work(s) that this program incorporates, however, may be separately licensed. For further information or additional permissions, contact us.

Las noticias no comerciales necesitan de su apoyo

Dependemos de las contribuciones de nuestros espectadores y oyentes para realizar nuestro trabajo.
Por favor, haga su contribución hoy.
Realice una donación
Inicio