Esta semana, en Canadá, un juez dictaminó que el campamento estudiantil de protesta de la Universidad de Toronto puede continuar activo hasta al menos mediados de junio, momento en que un tribunal superior emitirá su fallo acerca de la orden judicial solicitada por las autoridades de la universidad para que la policía desaloje del campus a quienes se están movilizando a favor de Palestina. El campamento fue montado el 2 de mayo por estudiantes y docentes como forma de protesta por la guerra de Israel contra Gaza. Rápidamente se convirtió en uno de los campamentos más grandes de América del Norte, con 175 tiendas de campaña, cientos de participantes y un fuego sagrado sostenido por ancianos y ancianas indígenas. Las autoridades de la Universidad de Toronto, la universidad más grande de Canadá, quieren que el campamento sea desalojado antes de que comiencen las ceremonias de graduación a principios de junio. “Sabemos que lo que estamos haciendo es justo. Y tenemos la voluntad de mantenernos firmes pase lo que pase”, dice Mohammad Yassin, estudiante de último año a punto de graduarse, portavoz de la organización Occupy University of Toronto y miembro del equipo de negociación estudiantil. Yassin es palestino y tiene familiares que se encuentran actualmente en Gaza. También hablamos con la profesora de geografía Deb Cowen, integrante de Jewish Faculty Network (red de docentes judíos) quien afirma que el campamento es un “valioso espacio de aprendizaje” que une al estudiantado. “Creo que nuestro campus nunca había estado tan vivo y animado con este espíritu de debate, pensamiento creativo, conversación y diálogo rigurosos”, señala Cowen.
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