Israel derribó el miércoles 47 viviendas de una comunidad beduina palestina situada en el desierto del Néguev, donde viven unas 500 personas. Israel planea construir una carretera en el lugar de las casas demolidas, pero aún no se ha concedido la aprobación para dicho proyecto y no se ha creado ninguna vivienda alternativa para las familias que ahora se han quedado sin hogar. El Consejo Regional para las Aldeas No Reconocidas del Néguev afirmó que el “nivel de destrucción y odio” implícito en estas demoliciones no tiene precedentes.
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