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Informes sobre el ataque perpetrado el sábado 8 de junio por Israel contra el campamento de refugiados de Nuseirat, que liberó a cuatro rehenes israelíes provocando la muerte de al menos 274 personas palestinas y dejando casi 700 heridos, señalan que el Gobierno de Biden proporcionó apoyo e información de inteligencia a Israel de cara a esta incursión militar. “No hay duda de que lo que sucedió en esa operación fue una masacre”, sostiene el analista político palestino-estadounidense Omar Baddar. “Celebrar este operativo como si fuera un éxito luego de haber provocado una cifra de muertes de tal magnitud básicamente implica reconocer abiertamente que las vidas israelíes son más valiosas que las vidas palestinas”. Baddar analiza el impacto político y humanitario del operativo y comparte su perspectiva sobre las negociaciones de alto el fuego. “A la hora de la verdad, el Gobierno de Biden no se muestra dispuesto a ejercer ninguna presión significativa sobre Israel”, señala. “Esa dinámica no va a llevar a nada bueno”.
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