La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó por unanimidad una demanda presentada por organizaciones que se oponen al aborto para restringir la disponibilidad a nivel nacional del medicamento abortivo mifepristona, que se puede adquirir por correo y, en muchos estados, está permitida su autoadministración. Sin embargo, los sectores que defienden el derecho a decidir advierten que el fallo del tribunal —dominado por posturas de extrema derecha—, que ratifica la autoridad de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para regular el acceso a la píldora, se basó únicamente en cuestiones de procedimiento, lo que incluso podría ofrecer una “hoja de ruta” para futuras acciones de este tipo. La mifepristona se usa en aproximadamente dos tercios de los abortos que se practican en Estados Unidos y su uso se extiende también a estados en los que el aborto está prohibido o severamente restringido. “Este es solo uno de los ataques, no el primero, ni el segundo ni el tercero, sino uno de los muchos ataques de una guerra contra la libertad reproductiva”, plantea nuestra invitada, la profesora de derecho Michele Goodwin, con quien analizamos el fallo de la Corte Suprema así como las “tácticas” del movimiento antiabortista para atacar la salud reproductiva
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