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El martes 17 de septiembre, la explosión múltiple de aparatos electrónicos de telecomunicaciones conocidos como “buscapersonas” provocó al menos doce muertes y dejó más de 2.800 personas heridas en el Líbano. Esta tecnología antigua es utilizada por la organización Hizbulá como medida de seguridad frente a la vulnerabilidad de los teléfonos móviles. En un ataque coordinado contra la organización, los buscapersonas utilizados por varios miembros de Hizbulá explotaron simultáneamente en todo el país, tanto en supermercados, cafeterías y otros lugares públicos, como en viviendas particulares. Muchas de las personas heridas fueron civiles que no llevaban los buscapersonas encima, al menos dos de las cuales eran menores de edad que murieron a causa de las heridas. Según un informe de la agencia periodística Reuters, el organismo de inteligencia israelí, el Mossad, habría logrado introducir el material explosivo en un lote de buscapersonas comprados recientemente por Hizbulá. La organización ha prometido tomar represalias por este ataque, lo que aumenta los riesgos de una guerra regional más amplia. Analizamos estos acontecimientos con tres invitados: el periodista libanés Mohamad Kleit, quien nos acompaña desde Beirut; el investigador de la organización de derechos humanos Human Rights Watch Ramzi Kaiss y el periodista palestino-estadounidense Rami Khouri. Kaiss señala que el “ataque indiscriminado” contra la población libanesa, al cual Kleit califica además como “terrorista”, es “ilegal según las reglas de la guerra”. Khouri añade que en este ataque israelí por medio de buscapersonas se pasó totalmente por alto el reglamento” y enfatiza que la comunidad internacional está atenta a lo que pase en la región y a otra posible escalada bélica por parte de Israel.
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