El prolongado conflicto armado que atraviesa a la República Democrática del Congo (RDC) se intensificó esta semana cuando el grupo rebelde M23, que cuenta con el respaldo de Ruanda, tomó control, al menos en parte, de la ciudad de Goma, en el este del país. Los combates entre dicha milicia y las fuerzas armadas congoleñas han provocado al menos 17 muertes y dejado a más de 370 personas heridas, y los hospitales están desbordados. Ante el creciente temor de que el conflicto se convierta en una guerra regional más amplia, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha exhortado a las fuerzas ruandesas que se retiren inmediatamente de la RDC y pongan fin a su apoyo al M23. Sin embargo, Maurice Carney, cofundador y director ejecutivo de la organización Amigos del Congo, sostiene que Ruanda continuará actuando en la RDC a menos que los países occidentales dejen de recompensar a su presidente, Paul Kagame, con programas de cooperación para el desarrollo, acuerdos comerciales y financiamiento militar. “La falta de rendición de cuentas, la impunidad desenfrenada y la ausencia de justicia han permitido que esto suceda hasta el día de hoy”, señala Carney, para quien la intervención de Ruanda en la RDC es una “guerra de saqueo” cuyo fin es mantener el control sobre la riqueza mineral del país.
Para ver la entrevista completa en inglés, haga clic aquí.
Inicio