
El Gobierno de Trump ha deportado a Honduras a tres ciudadanos estadounidenses menores de edad: un niño de 4 años, que estaba recibiendo tratamiento para un tipo de cáncer poco común que se encuentra en etapa cuatro, su hermana de 7 años y otra niña de 2 años, quien fue separada de su padre y expulsada junto con su madre embarazada, quien no contaba con la documentación adecuada para permanecer en el país. Las dos madres fueron forzadas a llevarse a sus hijas e hijo, quienes cuentan con la ciudadanía estadounidense, y se les prohibió comunicarse con otros miembros de la familia y sus representantes judiciales hasta que llegaron a Honduras. La abogada Gracie Willis, que representa a la niña de 2 años, dice que la deportación de personas que son ciudadanas estadounidenses sin que se les de “ninguna oportunidad para impugnar [la orden] ni para elegir la opción de permanecer en Estados Unidos” es algo nunca antes visto.
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