Uzbekistán es uno de los aliados más cercanos del gobierno de Bush en Asia central, a pesar de su mala reputación en temas de derechos humanos. El Presidente Bush, el ex Secretario de Estado Colin Powell y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, conocieron personalmente al presidente de Uzbekistán. Hace un año, Rumsfeld viajó a ese país donde Estados Unidos controla una base militar ubicada estratégicamente y dijo estar ’encantado de estar de regreso en Uzbekistán”. Tras las matanzas masivas del viernes, el gobierno de Bush parece haber culpado a los manifestantes por lo sucedido. El vocero de la Casa Blanca Scott McClellan dijo que ’nos preocupaba el tema de los derechos humanos en Uzbekistán, pero ahora estamos preocupados por el estallido de violencia, en especial por parte de algunos miembros de una organización terrorista que fueron liberados de prisión”. Antes de los disparos, los manifestantes habían tomado una prisión y liberado a 2000 prisioneros. El gobierno de Uzbekistán, al igual que los funcionarios del gobierno de Bush, describieron a los manifestantes como terroristas islámicos. Sin embargo, según la BBC, los activistas eran en su mayoría personas que pedían el fin de la pobreza y de la injusticia. La organización Human Rights Watch ha denunciado que la tortura y la brutalidad policial son prácticas corrientes en Uzbekistán. En este país no hay partidos políticos independientes, ni elecciones libres ni medios de comunicación independientes. En diciembre, el presidente Bush decidió continuar enviando ayuda a Uzbekistán a pesar de que el país no cumple con los requisitos de derechos humanos fijados por Estados Unidos.
El gobierno de Bush mantiene estrecho vínculo con el gobierno de Uzbekistán
Titular16 May. 2005