Las negociaciones en Costa Rica entre el Presidente constitucional derrocado de Honduras y el gobierno golpista respaldado por los militares se desmoronaron el domingo, cuando el gobierno de facto rechazó un pedido para que el Presidente Manuel Zelaya regresara, aunque con límites a su poder. El Presidente Óscar Arias, de Costa Rica, había presentado un plan de siete puntos que habría restaurado a Zelaya como presidente en un gobierno de poder compartido. El plan también preveía el adelantamiento de las elecciones presidenciales. La delegación de Zelaya aceptó la totalidad del plan, pero el gobierno golpista rechazó la reinstauración del Presidente constitucional bajo cualquier condición. El Presidente Arias advirtió sobre la posiblidad de que estalle una guerra civil.
Óscar Arias declaró: “Como buena parte del pueblo hondureño, y ustedes lo saben, tiene armas, ¿qué pasa si se dispara una de esas armas contra un soldado, o un soldado dispara su arma contra un ciudadano armado? Puede haber una guerra civil y un derramamiento de sangre que el pueblo hondureño no se merece. Por lo tanto, mi conciencia me dice que no puedo renunciar a seguir trabajando, por lo menos, tres días más, y eso es lo que me propongo hacer”.
El sábado, el Presidente Zelaya amenazó con regresar a Honduras y organizar una insurrección si no es restituido en su cargo.
El Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, manifestó: “Si la comunidad internacional permite este golpe, autoriza este golpe, estará también autorizando a que la sociedad se subleve, y a que la sociedad escoja el camino de la insurrección que está en el art. 3.º de la Constitución hondureña. El camino de la insurrección es un camino autorizado en la Constitución para defender el orden constitucional; están entonces autorizando que regresen las guerrillas, que regresen los insurgentes”.