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Por Amy Goodman
Publicado el 26 de agosto de 2009
El primer día de sus vacaciones en Martha’s Vineyard pareció ser moneda corriente para el Presidente Barack Obama, ya que pasó cinco horas jugando al golf con Robert Wolf, presidente del banco de inversión UBS y presidente y director general de UBS Group Americas. Wolf, uno de los primeros en otorgar respaldo financiero a la campaña presidencial de Obama, recaudó 250.000 dólares para él en 2006, y en febrero pasado fue designado por el presidente para integrar el equipo del Consejo Asesor para la Recuperación Económica de la Casa Blanca. ¿Recuperación económica para quién?
Resulta interesante que Wolf fuera designado en su cargo el mismo mes en el que UBS, luego de llegar a un acuerdo, accedió a pagar 780 millones de dólares para cancelar los cargos civiles y penales en su contra por ayudar a estadounidenses a evadir impuestos. No hay por qué preocuparse. UBS, una entidad bancaria enferma, con problemas de salud preexistentes, tenía un excelente seguro de salud. En los hechos, había recibido una inyección de 2.500 millones de dólares a través de un rescate financiero encubierto, desgranado del rescate otorgado a la gigante de los seguros AIG. “Pareciera que simplemente estamos haciendo lavado de dinero a través de AIG”, dijo la senadora republicana de Maine Olympia Snowe. UBS, el banco que acoge a los evasores de impuestos adinerados, en los hechos estaba siendo rescatado por los diligentes contribuyentes estadounidenses.
UBS, antes conocido como Unión de Bancos Suizos, se fundó hace más de un siglo. Su éxito responde a las famosas leyes de secreto bancario de Suiza, que permiten a personas individuales ocultar dinero en “cuentas numeradas” imposibles de rastrear. Las cuentas bancarias secretas en Suiza se convirtieron en la forma preferida por las personas adineradas de Estados Unidos para evadir impuestos. En julio de 2008, un informe del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos concluyó que “al menos desde 2000 hasta 2007, UBS realizó un esfuerzo concertado para abrir cuentas en Suiza a nombre de acaudalados clientes estadounidenses, y empleó prácticas que facilitarían —y que efectivamente generaron— la evasión impositiva de sus clientes estadounidenses”.
Como parte del acuerdo, UBS accedió a compartir información sobre las cuentas de sus clientes con el gobierno de Estados Unidos. Aunque podría haber hasta 52.000 cuentas secretas, UBS sólo divulgará la identidad de unos 4.450 clientes. El Comisionado del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés), Doug Shulman, informó en un comunicado de prensa: “Recibiremos una cantidad sin precedentes de información sobre los contribuyentes que evadieron sus obligaciones fiscales al ocultar dinero en el exterior a través de UBS”. UBS comunicará a los titulares de cuentas que sus nombres podrían encontrarse entre aquellos que se enviarán al IRS, y el IRS, a su vez, mostrará indulgencia hacia los evasores fiscales que se entreguen voluntariamente antes del 23 de septiembre. Pero los titulares de las cuentas no sabrán si sus nombres serán incluidos o no, así que los más arriesgados podrían mantenerse callados con la esperanza de que sus cuentas continúen en el secreto.
El viernes pasado, mientras Wolf se preparaba para jugar al golf con Obama, el informante y ex directivo de UBS Bradley Birkenfeld fue condenado a 40 meses de prisión por facilitar la evasión fiscal a través de cuentas bancarias de UBS en el extranjero. Birkenfeld fue condenado a pesar de haber ayudado a los investigadores federales a revelar los secretos del banco.
En la parte superior de la entrada de la sede de UBS en Zurich se encuentra esculpido un busto del dios griego Hermes, que no sólo es el mensajero de pies alados de los dioses, sino también el dios de los ladrones y los comerciantes. El simbolismo impresiona. Wolf puede haberle ganado o no el partido de golf a Obama, pero es evidente que UBS se anotó un “hoyo en uno”.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Alvaro Queiruga y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo.