El régimen de facto de Honduras se ha aferrado aún más al poder tras la creciente presión para que se restituya al Presidente Manuel Zelaya. El domingo, los líderes del golpe de Estado emitieron un decreto mediante el cual se otorgaron a ellos mismos plena autoridad para tomar medidas enérgicas contra la libertad de expresión. En virtud de las nuevas reglas, el régimen puede prohibir protestas y suspender a los medios de comunicación que sean considerados culpables de “alterar el orden público”. Mientras tanto, el gobierno golpista también rechazó el ingreso de una delegación de la Organización de Estados Americanos que viajó con la intención de lograr un acuerdo para solucionar la crisis. Zelaya habló desde la Embajada de Brasil, donde se encuentra desde hace una semana, y pidió que se llevara a cabo una protesta nacional masiva contra el régimen golpista.
El Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, dijo: “Hoy es el día en que debemos convocar, siempre de forma pacífica, a la resistencia para que se manifieste durante veinticuatro horas continuas. Ustedes, queridos hondureños, no pueden perder sus derechos simplemente porque alguien que da un golpe de Estado y que restringe las libertades públicas, que viola los derechos humanos, que asesina, que captura”.
Zelaya ha permanecido en la Embajada de Brasil desde que audazmente regresó a Honduras hace una semana. Los líderes del golpe de Estado le han dado a Brasil un plazo de diez días para entregar a Zelaya o de lo contrario cerrarán la embajada. Brasil rechazó este ultimátum y dice que Zelaya se quedará en su sede diplomática el tiempo que sea necesario. El régimen de facto hizo esta amenaza mientras sus soldados seguían rodeando la embajada y limitando la entrega de suministros. El viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución condenando el sitio a la embajada.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, dijo: “Condenaron los actos de intimidación contra la Embajada de Brasil y exhortaron al gobierno de facto de Honduras a que deje de hostigar a la Embajada y brinde todos los servicios necesarios como agua, electricidad, alimento y continuidad de las comunicaciones”.
Los seguidores de Zelaya siguieron manifestándose a pesar de la represión por parte del gobierno. El sábado, cientos de personas marcharon en la capital para exigir la expulsión del régimen golpista.
Un manifestante dijo: “Hay una efervescencia de nuestro pueblo con la esperanza de que pronto podamos restituir el orden constitucional en el país. Desde el pueblo hay una movilización constante, permanente y muy positiva, pacífica, por supuesto”.