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Para muchos activistas de larga trayectoria de Detroit, las huertas urbanas y otros programas comunitarios son un claro ejemplo de por qué no ven a Detroit como la zona cero de la recesión, sino como una ciudad impulsora del movimiento social, un lugar que aprovecha las crisis como una oportunidad para impulsar la sustentabilidad y la participación comunitaria. Cuando se les pregunta a muchos de los activistas y referentes sociales de Detroit cómo empezaron a participar en sus comunidades, con frecuencia mencionan Detroit Summer, un programa para jóvenes que se puso en marcha en 1992. Hablamos con Michelle Brown, a quien se la llama a veces “la madre del Detroit Summer”, que además es miembro del proyecto mural de este programa de verano para jóvenes.