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El lunes, un tribunal federal de apelaciones se negó a desestimar la demanda presentada por dos ciudadanos de EE.UU. contra el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y otros que no fueron nombrados, por desarrollar, autorizar y usar duras técnicas de interrogación contra detenidos en Irak. Donald Vance y Nathan Ertel trabajaban en 2006 para Shield Group Security, una empresa contratista del gobierno estadounidense en Irak, cuando fueron testigos de la venta de armas del gobierno de EE.UU. a grupos rebeldes iraquíes a cambio de dinero y alcohol. Después de convertirse en informantes del FBI y de colaborar en la investigación sobre su empleador, la empresa revocó sus credenciales para entrar en la llamada “Zona Verde” de Irak, lo que los dejó sin acceso a la zona más segura del país. Poco después, fueron arrestados y detenidos por tropas estadounidenses y trasladados a una prisión administrada por Estados Unidos en Camp Cropper. Allí fueron sometidos a privaciones extremas del sueño, fueron expuestos a prolongados interrogatorios, los encerraron en una celda muy fría y les negaron alimentos y agua por largos períodos de tiempo. Fueron finlamente puestos en libertad sin haber sido acusados de ningún delito. Para conocer más sobre este caso, hablamos con Donald Vance, veterano de la Armada de EE.UU., y con Andrea Prasow, la abogada responsable del Programa de Terrorismo y Contraterrorismo de Human Rights Watch.