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Muchas de las leyes de condenas más duras responsables de la superpoblación de las cárceles estadounidense fueron redactadas por el Consejo Estadounidense de Intercambio Legislativo (ALEC), que ayuda a las corporaciones a escribir leyes modelo. Ahora, una nueva revelación indica que ALEC preparó el camino para que los estados y las empresas reemplacen a los trabajadores agremiados por el trabajo penitenciario. Hablamos con Mike Elk, corresponsal que colabora en temas laborales en la revista The Nation. Según Elk, ALEC y las empresas de cárceles privadas, “mandaron una enorme cantidad de gente a la cárcel y ahora diseñaron un modo de explotar esa situación”. Elk señala que en 2005 se decidió no retirar del mercado más de 18 millones de kilos de carne vacuna infectada con heces de rata y procesados por los presos, para destacar la cantidad de productos fabricados en las cárceles.