Analizamos la historia de 300 estudiantes extranjeros que vinieron a Estados Unidos como parte de un programa de trabajo y estudio y se vieron involucrados en lo que denominan mano de obra cautiva en una planta empacadora de Hershey en Palmyra, Pennsylvania. Los estudiantes, en su mayoría de Europa Oriental y Asia, se declararon en huelga hace dos semanas, después de que —según se informa— les pidieran que levantaran cajas pesadas, trabajaran turnos de ocho horas a partir de las once de la noche y trabajaran de pie durante largos períodos empacando golosinas en una línea de producción rápida. Las agencias federales iniciaron cuatro investigaciones de la presunta explotación. Aparentemente se trata de la primera huelga de estudiantes extranjeros contra las condiciones de empleo. Los trabajadores extranjeros están exigiendo el reintegro de la suma de 3 mil a 6 mil dólares que cada estudiante pagó por el programa de intercambio cultural para trabajar en Hershey; que Hershey deje de explotar a los trabajadores con visa tipo J-1 para estudiantes de intercambio cultural y que los 400 puestos de trabajo que ocupan los trabajadores extranjeros se los den a los trabajadores locales con un salario digno. Hablamos con dos de los trabajadores estudiantes extranjeros que participaron en la huelga en la planta de Hershey: Decebal Bilan, estudiante de economía de Rumania, y Zhao Huijiao, estudiante de lenguas extranjeras de China. También nos acompaña Saket Soni, director de la Alianza Nacional de Trabajadores Extranjeros. “Hoy el programa de visa J-1 se ha convertido básicamente en el mayor programa de trabajadores extranjeros de Estados Unidos”, afirmó Saket. Saket señala además que a los estudiantes se les dice abiertamente que se trata de un intercambio cultural y acá “sin duda aprenden la cultura estadounidense, sólo que la parte equivocada de la cultura estadounidense.”