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Colorado y Oregon podrían pronto convertirse en los primeros estados de Estados Unidos que aprueban una consulta popular sobre la obligatoriedad de colocar etiquetas a los productos alimentarios que contengan organismos genéticamente modificados (GMO). A principios de este año, el estado de Vermont fue el primero que, por medio de un proceso legislativo, aprobó la colocación de etiquetas GMO, pero la decisión está ahora siendo cuestionada ante los tribunales. Numerosos artículos que contienen maíz y soja genéticamente modificado ya se venden en los almacenes, pero actualmente las empresas no tienen la obligación de informar a los consumidores. Defensores de las consultas en Colorado, llamada Prop 105, y en Oregon, llamada Measure 92, afirman que los alimentos con GMO pueden ser perjudiciales para la salud humana debido a que contienen residuos de pesticidas y a que los cultivos están genéticamente alterados. Quienes se oponen a las medidas afirman que el esfuerzo de colocar etiquetas los alimentos modificados genéticamente es demasiado complicado y desinformará a los consumidores. Las principales empresas que se oponen a la medida de etiquetado son Monsanto, Kraft Foods, PepsiCo Inc., Kellogg Co. y Coca-Cola. Según algunos declaraciones, los detractores de la etiquetación aportaron aproximadamente veinte millones de dólares para hacer campaña contra las leyes propuestas, casi el triple del dinero reunido por quienes apoyan la iniciativa. En Oregon, la lucha por la etiquetación de GMO se ha vuelto una de las campañas por consultas populares más caras en la historia de dicho estado. Hablamos con el profesor Sheldon Krimsy de Tuffs University, editor del libro “The GMO Deception: What You Need to Know about the Food, Corporations, and Government Agencies Putting Our Families and Our Environment at Risk” (El engaño sobre los GMO: lo que debe saber sobre los alimentos, las empresas y las agencias del gobierno que ponen a nuestras familias y el medio ambiente en riesgo).