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El viernes los legisladores de la Cámara de Representantes presentaron un proyecto, para aprobar el oleoducto Keystone XL que transportaría petróleo de arenas alquitranadas con fuerte emisión de carbono desde Alberta, Canadá, hasta la Costa del golfo de México. Se espera que el Senado vote esta semana un proyecto similar a favor de Keystone respaldado por la senadora demócrata de Luisiana Mary Landrieu. Landrieu enfrenta una dura batalla para conservar su cargo en la segunda vuelta electoral que se celebrará el mes próximo, contra el candidato republicano Bill Cassidy, que también resulta estar a favor del proyecto que apoya Keystone en la Cámara de Representantes. Landreiu habló la semana pasada sobre su apoyo a Keystone. Hablamos con Naomi Klein, autora de “This Changes Everything: Capitalism vs. the Climate” (Esto cambia todo: el capitalismo contra el clima).
Transcripción
JUAN GONZÁLEZ: El viernes, la Cámara de Representantes aprobó medidas legislativas que autorizan la construcción del oleoducto Keystone XL. El oleoducto transportaría petróleo proveniente de arenas alquitranadas, cuya extracción genera altas emisiones de carbono, desde Alberta, Canadá, hasta la Costa del golfo de México, en Texas. Está en obra hace más de seis años en medio de masivas protestas por ser un emprendimiento que podría acelerar el cambio climático. El Senado tiene previsto votar esta semana un proyecto de ley, similar al de la Cámara de Representantes, a favor de Keystone, respaldado por la senadora demócrata de Luisiana Mary Landrieu. Landrieu está en una dura batalla para conservar su banca en la segunda vuelta electoral del mes que viene, contra el republicano Bill Cassidy, que justamente es el impulsor del proyecto de ley a favor de Keystone en la Cámara de Representantes. La semana pasada, Landrieu habló públicamente sobre su apoyo a Keystone. Este es un fragmento de lo que dijo:
MARY LANDRIEU: Es necesario que se lleve a cabo en sí mismo, porque es un proyecto en sí mismo; así llegará al escritorio del presidente, como un proyecto independiente, y creo que el presidente tendrá que tomar una decisión importante. Espero que él lo firme. Pero si no lo hace, así es el proceso. Espero que lo haga y lo instaré a que lo haga. Porque su gobierno, su Departamento de Estado, su Agencia de Protección Ambiental y su Departamento de Transporte lo están instando a apoyar esta legislación, para fortalecer nuestra economía, para dar una señal a nuestros aliados, para fortalecer a Estados Unidos nacional e internacionalmente.
AMY GOODMAN: Escuchábamos a la senadora demócrata de Louisiana Mary Landrieu hablando la semana pasada. Mientras tanto, durante una visita a Birmania, se le preguntó al presidente Obama acerca de Keystone XL. Él rechazó que sus motivaciones sean crear puestos de trabajo o reducir el precio del gas en EE.UU.
PRESIDENT BARACK OBAMA: Mi gobierno cree que deberíamos evaluar la construcción de este oleoducto en base a si acelera o no el cambio climático o en función de si ayuda al pueblo estadounidense en sus costos energéticos y en los precios de su gasolina. Y constantemente tengo que estar rechazando la idea de que la ley referida al oleoducto Keystone es, de alguna manera, una medida para la generación masiva de empleo para Estados Unidos o para la reducción de los precios del gas. Tenemos que entender lo que es este proyecto: se trata de proporcionar a Canadá la capacidad de bombear su petróleo, de transportarlo a través de nuestra tierra hasta el Golfo, desde donde se venderá al resto del mundo. No tiene un impacto en los precios del gas en Estados Unidos.
AMY GOODMAN: Ese era el presidente Obama, en una conferencia de prensa la semana pasada en Birmania. Junto a él estaba la ganadora del premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
Para ampliar la información sobre Keystone XL, nos acompaña Naomi Klein, a través del canal de video de Democracy Now! Naomi es periodista y escritoria, cuyos libros son record de ventas. Su último libro se titula: “This changes everything: Capitalism vs. the Climate” (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima); Y sus libros anteriores son: “No Logo” y “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre”. Hoy se comunica con nosotros desde su casa en Toronto.
Bienvenida nuevamente a Democracy Now!, Naomi. ¿Puedes responder a lo que acaba de decir el Presidente Obama?
NAOMI KLEIN: Bueno, creo que dijo algunas cosas importantes. La idea de que aún se considere sujeto a algún tipo de debate si la construcción de Keystone XL tiene o no un impacto ambiental, bueno, es absurda. Keystone es un oleoducto que está íntimamente ligado a los planes de la industria petrolera y gasífera para expandir dramáticamente la producción en las arenas alquitranadas de Alberta. Hoy tienen la infraestructura más o menos suficiente para trasnportar el petróleo que están produciendo en este momento, pero tienen planes concretos de duplicar y triplicar la producción en las arenas alquitranadas de Alberta, lo que significa extraer uno de los combustibles con más alta intensidad de carbono del planeta, con tremendos impactos locales, en la salud de la población, en la vida de las naciones originarias y los otros pueblos indígenas que viven en esa región, violando los acuerdos que garantizan sus derechos. Y, ciertamente, cuando este petróleo se quema tiene un tremendo impacto ambiental, en términos de cambio climático. Además, sus impactos ambientales tienen que ver con el hecho de que es muy, muy difícil convertir el petróleo de alquitrán en un combustible, porque no es líquido, es semi-sólido. Entonces, se necesita una gran cantidad de energía para eso. Por esto se dice que su intensidad de carbono es muy alta, tanto para extraerlo como para refinarlo. También, utiliza una enorme cantidad de agua. Así que este proyecto obviamente tiene impactos en el cambio climático, porque está vinculado a la expansión de la producción petrolera en arenas de alquitrán.
Ahora bien, este debate se puso realmente fuerte hace tres años. Las arenas de alquitrán estaban en auge y el mensaje en ese momento era; basicamente, lo que decían la primeras evaluaciones de impacto ambiental emitidas por el Departamento de Estado era que, en términos de impacto ambiental, no cambiaba nada con la construcción de Keystone porque igual iban a aumentar la producción de petróleo y encontrarían otras vías para trasnportarlo, ya fuera en trenes o por otros oleoductos construidos a través de British Columbia, por ejemplo, o hacia el este, atravesando el este de Canadá. Y algo que realmente ha cambiado en estos tres años, es que ahora esa afirmación ya no se puede hacer, porque por todos lados hay una gran oposición al petróleo proveniente de arenas de alquitrán. En cualquier lugar donde traten de construir un nuevo oleoducto o expandir uno existente, enfrentan tanto acciones directas de resistencia como demandas judiciales de parte de los pueblos indígenas y otros grupos. Así que la idea de que si no se construye Keystone igual sacarán el petróleo por otro lado, ahora es absurda. Keystone no es, no se trata de una gota más en el vaso en cuanto a las arenas de alquitrán. Si Obama ahora dijera que no a Keystone, realmente podría ser el clavo final en el ataúd de una industria que se encuentra en crisis en muchos aspectos, tienen un enorme problema porque tienen una piscina de carbono encerrada en la tierra, y si aumentan la producción de petróleo a los niveles que quisieran, no tienen una forma viable de sacarlo al mar.
JUAN GONZÁLEZ: Y Naomi, corrígeme si me equivoco, pero esta declaración del presidente Obama pareciera ser su declaración más clara de rechazo al argumento que vienen usando hace tiempo el Partido Republicano y la industria de la energía para promover Keystone.
NAOMI KLEIN: Mira, es alentador escucharlo, en el sentido de que está cuestionando el argumento de que este proyecto sea una gran fuente de empleo. Es alentador porque está diciendo claramente que se trata de exportaciones, que no se trata de suministrar petróleo al mercado interno de Estados Unidos. Porque ciertamente, este oleoducto se está construyendo hacia las terminales de exportación. Y, francamente, hay una sobreoferta de petróleo en EE.UU., por la extracción del petróleo de la formación Bakken y del petróleo de esquisto. Y esta es otra cosa que ha cambiado desde, digamos, el puntapié inicial de este debate, hace más de tres años. En aquel entonces, estábamos en un período previo al boom del petróleo en Estados Unidos, por lo que la idea de que ése petróleo era necesario era un argumento más creíble, mucho más creíble de lo que puede ser hoy en día, porque de hecho ahora una sobreabundancia. Así que bueno, algunas cosas que él esta diciendo son importantes.
Mi preocupación es que él todavía, todavía se piensa como un tecnicismo. Está esperando aún otro informe de impacto ambiental. Y en base a las evaluaciones de impacto ambiental que hemos visto hasta el momento, no tengo mucha expectativa en lo que pueda decir tal informe, no espero que sea un informe genuinamente científico, ni que tome en cuenta todos los otros elementos conflictivos vinculados con el petróleo de arenas alquitranadas, por toda la resistencia que hay frente a cualquier oleoducto, porque las comunidades ya no quieren que los trenes que llevan petróleo atreviesen sus pueblos, por el riesgo potencial de desastres como el de Lac-Megantic, en Quebec. E incluso el hecho de que el precio del petróleo es ahora mucho menor. Porque finalmente esto tendrá un impacto real sobre las arenas alquitranadas de Alberta, porque se trata de, además de ser un proceso extractivo con una intensidad de carbono extremadamente alta, se trata de un proyecto extractivo con un costo extraordinariamente alto, que sólo fue viable a gran escala cuando el petróleo alcanzó los 100 dólares el barril. Su extracción es tan costosa, que se necesitaría que el precio del petróleo permanezca alto para que los inversores sigan poniendo dinero en extender las minas y esas cuestiones.
Y otra cuestión que es importante mencionar es que los inversores ya están empezando a echarse para atrás. Hay tres grandes proyectos para expandir la producción petrolera de arenas de alquitrán, vinculados a la construcción de minas para extraer el bitumen alquitranado. Y hay tres de estos grandes proyectos que ya han sido cancelados en el último año: Shell canceló un proyecto; la empresa petrolera francesa Total canceló un proyecto; y, más recientemente, la empresa petrolera noruega Statoil canceló un proyecto gigante para extender la producción, con un valor de más de mil millones de dólares. Y uno de los motivos señalados en la decisión de cancelar los proyectos fue que infraestructura de oleoductos es limitada. En otras palabras, tienen miedo de excavar y extraer el petróleo de las arenas de alquitrán y luego no tener la infraestructura para transportarlo.
Entonces, por eso digo que si Obama dijera “no” a Keystone, eso tendría enormes impactos en cuanto al mensaje que le daría al mercado. Estaría diciendo que la idea de extraer bitumen, de excavar esta piscina de carbono que además ni siquiera estaba en los cálculos; o sea, hace poco más de una década, todo este petróleo que hay en las arenas alquitranadas ni se contaba dentro de las reservas mundiales de carbono del mundo, porque la industria petrolera internacional no creía poder extraerlo. Así que ahora estamos viendo que algunos inversores están empezando a reconsiderar la viabilidad de la extracción de este carbono. Y eso es muy important porque, desde el punto de vista del cambio climático, la idea de poder trazar la línea y decir: “No más oleoductos para el petróleo de arenas de alquitrán”, es una manera de decir: “Bueno, ya no podemos. Si estamos metidos en un pozo, no podemos seguir cavando para salir”. Tenemos que alejarnos de la energía que requiere condiciones extremas de producción. O sea, no podemos seguir con la actividad que está en la base misma de esta crisis. Necesitamos avanzar hacia las energías renovables, sí, pero al mismo tiempo necesitamos dejar de excavar las reservas con alta intensidad de carbono, o sea, de extraer petróleo de fuentes con alta intensidad de carbono.
AMY GOODMAN: Naomi, me gustaría saber tu opinión sobre los comentarios que hizo el fin de semana pasado el CEO de la empresa TransCanada, Russ Girling, para el canal de noticias ABC News, en el programa de Martha Raddatz el domingo.
RUSS GIRLING: Creo que es altamente probable que éste oleoducto se construya. O sea, desde que empezamos el proyecto, bueno, la demanda del mismo ha crecido sin cesar. La producción en Estados Unidos ha aumentado en alrededor dos millones de barriles diarios, y en Canadá en cerca de un millón de barriles al día. La necesidad de transportar el petróleo sigue creciendo, y los productores quieren poder llevar estos barriles hasta la costa estadounidense del Golfo de México. De modo que nuestros exportadores se han mantendido firmes a lo largo de los últimos seis años. Todavía quieren que se construya. Y mientras exista esa demanda, vamos a seguir presionando para que esto suceda.
AMY GOODMAN: Escuchábamos a Russ Girling, CEO de TransCanada. Además, Naomi, en este mismo momento se está realizando una manifestación frente a la casa de la senadora demócrata Mary Landrieu en Washington DC. Entre los manifestantes que van llegando se encuentran miembros de Cowboy Indian Alliance. Hay un letrero que dice: “Senadora Landrieu: si usted no es una negadora del cambio climático, no vote como si lo fuera”. Quisiéramos tu respuesta a las dos cosas: las declaraciones de Girling y el hecho de que ahora sean los demócratas quienes están apoyando la construcción de Keystone XL.
NAOMI KLEIN: Pues bueno, en primer lugar, creo que Girling ahí está intentando pintar una realidad favorable a sus intereses. O sea, él entró en pánico. Su empresa tiene varios proyectos de oleoductos que están siendo frenados. Y ya ha realizado inversiones significativas. Y no olvidemos que TransCanada estaba tan segura de que le sería fácil conseguir la aprobación, que se adelantó y compró la tubería para el oleoducto Keystone XL y todo este tiempo ha tenido que pagar por el depósito. Entonces, cuando él dice que está seguro de que va a ser aprobado, le está hablando directamente a sus financiadores, diciéndoles: “No se preocupen, no se asusten, no abandonen a TransCanada”.
Justamente hoy se va a ejecutar una orden judicial en Burnaby, Columbia Británica, muy cerca de Vancouver, donde se están llevando a cabo manifestaciones contra la ampliación de otro oleoducto de TransCanada, que transporta petróleo de arenas alquitranadas y se extendería por, llevaría el bitumen hacia el oeste para tratar de cargarlo allí en los barcos petroleros. [Corrección: Después de nuestra entrevista, Naomi Klein se comunicó con nosotros para rectificar la información: El oleoducto Burnaby que acaba de recibir una orden judicial es propiedad de Kinder Morgan, no de TransCanada. TransCanada está planeando extender otro oleoducto en Canadá, el Energy East, que también enfrenta oposición]. Y hay una fuerte oposición de la población local y, sobre todo, de la gente de las Naciones Originarias y en general de los pueblos indígenas, cuyos derechos han sido ratificados por la Corte Suprema de Canadá una y otra vez, estableciendo que estos proyectos de infraestructura masivos no pueden realizarse sin el consentimiento de los pueblos que conforman las Naciones Originarias. Por lo tanto, él está en pánico, no sólo a causa de Keystone, sino también porque varios grandes proyectos de infraestructura de TransCanada están siendo objeto de demandas judiciales. Y entonces, él necesita emitir un mensaje tranquilizador a quienes lo respaldan.
Con respecto a las protestas que se están realizando contra Mary Landrieu, bueno, pienso que es fantástico que sucedan. Creo que el mundo entero se horroriza al ver como se usa al tema del cambio climático como escenario para una pieza de teatro político vodevilesco, en la que el objetivo es salvar del derrumbe la carrera política de Landrieu, impulsando la votación para que esta ley avance en el Senado -creo que será mañana— para quedar posicionada más cerca de las petroleras. Y esto es realmente increíble, realmente expresa cómo han sido captados los políticos estadounidenses por la industria del petróleo. Ella está hablando para sus patrocinadores. Se está candidateando, no sólo para ganar esa elección, lo que parece muy poco probable, sino para lo que tal vez pueda hacer cuando pierda la elección, que, bueno, muy probablemente sea conseguir un trabajo como lobista de las empresas gasíferas y petroleras. Así que ella quiere poder decir que hizo todo lo que pudo para que Keystone fuera aprobado, sabiendo que las refinerías de la Costa del Golfo quieren procesar ese petróleo sucio.
JUAN GONZÁLEZ: Naomi, me gustaría preguntarte sobre las próximas elecciones, en el contexto del reciente anuncio de un acuerdo entre China y el gobierno de Obama referido a las emisiones de carbono y a la reducción de las emisiones de carbono durante las próximas décadas. ¿Cuál consideras que es la importancia de este acuerdo y hasta qué punto crees que el presidente Obama tiene la capacidad de incidir en un compromiso que se extiende tan a largo plazo?
NAOMI KLEIN: Bueno, creo que de hecho, Obama sí tiene la capacidad de incidir en el compromiso que asumió en China, en el que hay cosas que, bueno, es importante decir que este acuerdo cobra importancia en el contexto, en el escenario político que se abre luego de las elecciones de mitad de período en Estados Unidos, donde bueno, creo que hay una gran desesperanza entre quienes luchan contra el cambio climático, en relación al efecto que pueda tener el control republicano del Congreso en las negociaciones referidas al cambio climático. Y en el 2015 habrá una ronda muy importante de negociaciones sobre cambio climático, en París. Por lo tanto, la importancia de este acuerdo tiene que ver con dar una señal, decir de alguna manera: “Bueno, no descarten a EE.UU. del proceso. No descarten a China tampoco”. Y cualquiera que haya cubierto negociaciones referidas al cambio climático, como lo han hecho ustedes en Democracy Now!, sabe que en estas cumbres, casi invariablemente, todo termina girando en torno a las acusaciones mutuas entre Estados Unidos y China, cada cual señalando al otro como culpable de que no se pueda lograr ningún avance. Así que comenzar la siguiente ronda con Estados Unidos y China ubicados vagamente del mismo lado, bueno, es una noticia moderadamente buena.
Pero desde una perspectiva científica, los compromisos asumidos tanto por China como por Estados Unidos están muy lejos de plantear la reducción de emisiones necesaria para evitar un aumento en la temperatura que va más allá de lo que estos gobiernos han acordado. O sea, en Copenhague, China y Estados Unidos acordaron mantener el aumento de la temperatura por debajo de los dos grados; el calentamiento global por debajo de dos grados celsius, por encima de los niveles preindustriales, pero el objetivo de reducción de emisiones acordado por estos dos países, va a generar un aumento en la temperatura mucho mayor que eso. De modo que tenemos esta brecha entre la realidad política y la realidad física. Lo que es políticamente posible, según Estados Unidos,, choca directamente con nuestro planeta, con lo que necesita el planeta para evitar un cambio climático desestabilizante.
AMY GOODMAN: ¿Dónde…
NAOMI KLEIN: Y por eso…
AMY GOODMAN: Adelante.
NAOMI KLEIN: Lo siento.
AMY GOODMAN: Continúa, Naomi.
NAOMI KLEIN: Bueno, lo que iba a decir es que por eso yo planteo, o sea, en mi libro planeto que no vamos a poder hacer lo que tenemos que hacer para evitar el calentamiento global catastrófico, a menos que cambiemos radicalmente lo que políticamente se asume como posible. Por eso es que esto no se reduce a un voto en el Congreso o un acuerdo firmado entre China y Estados Unidos. Se trata de cambiar radicalmente el eje, el eje político, de alejarlo de este fundamentalismo de mercado de extrema derecha, que domina a los dos partidos políticos, y crear la base para abrir una verdadera posibilidad política. Se trata realmente de un proyecto político. No es algún tipo de desafío para tecnócratas.
AMY GOODMAN: Por último, Naomi, fuiste arrestada…
NAOMI KLEIN: Sólo quisiera añadir, lo siento; sólo quisiera añadir una cosa más. Creo que es importante destacar que los compromisos que Obama ha asumido, son en su mayoría compromisos que su sucesor va a tener que cumplir. O sea, si bien las metas en cuanto a la reducción de emisiones son insuficientes, la parte más difícil de implementar vendrá mucho después de que él haya dejado el cargo. Entonces, algo que sí podría hacer él ahora, es no dificultarle el trabajo a quien lo suceda aprobando proyectos de infraestructura, como el oleoducto Keystone XL, que generan un aumento en las emisiones. O sea que una cosa que puede hacer, ahora mismo, es decir que no a Keystone XL, para demostrar que no está sólamente pateando la pelota hacia adelante.
AMY GOODMAN: La política en Estados Unidos y Canadá se está definiendo en torno a las políticas petroleras. Veamos el caso de Gregor Robertson, que fue reelegido como alcalde de Vancouver. ¿Cuál es la importancia de su victoria? Y, finalmente, hace unos tres años te arrestaron frente la Casa Blanca, junto con otras 1.200 personas, incluyendo a Bill McKibben y otros activistas, en una manifestación contra Keystone XL. ¿Crees que se ha avanzado en la lucha?
NAOMI KLEIN: Bueno, como ya he señalado, el escenario ha cambiado dramáticamente en esos tres años. Y creo esos cambios, bueno, pienso en cómo estábamos hace tres años, ahí frente a la Casa Blanca. Los argumentos que se usaban entonces contra las protestas eran: “Bueno, en realidad da lo mismo”, como decía antes, “sacaremos el petróleo por otro lado”. Y ahora, bueno, todas las vías por las que se podría sacar el bitumen de Alberta están en conflicto.
Y sí, la reelección de Gregor Robertson y el hecho de que la gente de Vancouver se haya enfrentado con su voto al enorme financiamiento puesto por la industria petrolera para vencer a Gregor Robertson y a otros candidatos, de otros partidos, que también se oponían a que Vancouver se siguiera convirtiendo en una terminal de exportación de petróleo; eso por sí mismo ya es una indicación del enorme rechazo popular que existe a todos estos proyectos. Según una encuesta, el 80% de las personas de Columbia Británica se oponen al aumento del tráfico de petróleo por sus puertos. Así que bueno, a pesar de todo el dinero que gastó la industria petrolera para tratar de que su candidato fuera electo como alcalde de Vancouver, no lo lograron.
AMY GOODMAN: Naomi Klein, te agradecemos mucho por habernos acompañado. Naomi Klein, claro, es periodista y escritora, cuyos libros son record de ventas. Su nuevo libro se llama: “This changes everything: Capitalism vs. the Climate” (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima). Cuando regresemos: “Meltdown: Terror at the Top of the World” (Derretimiento: Terror en un extremo del mundo).
Traducido por Constanza Sánchez Chiappe. Editado por Verónica Gelman y Democracy Now! en Español.