Un centro médico de Montana que realizaba abortos, entre otros servicios de atención médica, se ha visto obligado a cerrar sus puertas luego de un ataque en el que prácticamente todo lo que había en el interior resultó roto o destruido. La clínica se llamaba “All Families Healthcare”. Sus sistemas de cañerías y calefacción fueron destrozados, las plantas fueron arrancadas de raíz de sus macetas y las caras de las fotos familiares que había en exposición fueron agujereadas. Por este acto de vandalismo está imputado Zachary Klundt, hijo de una ex directiva del grupo antiaborto Hope Pregnancy Ministries. Twyla Klundt renunció a su cargo luego del arresto de su hijo. Nos acompaña la dueña de la clínica All Families Healthcare, Susan Cahill, para quien este hecho es la más reciente amenaza a su trabajo de entre muchas que recibió en las décadas que lleva realizando abortos, como parte de la atención de la salud familiar. En 1994, otra clínica en la que trabajaba fue objeto de un atentado con bomba. Al año siguiente, la legislatura del estado de Montana aprobó una medida, conocida como Ley Susan Cahill, para prohibir que los asociados médicos —profesionales de la salud que practican la medicina bajo la supervisión de un médico— practiquen abortos. Cahill era la única asociada médica que realizaba abortos en el estado. En una instancia de apelación, la Corte Suprema de Montana ratificó su derecho a continuar con dicha práctica.