Las autoridades egipcias extendieron las elecciones presidenciales por un tercer día, al parecen en un intento de aumentar la participación de los votantes. Se cree que el resultado es fácil de adivinar: el triunfo del ex jefe del ejército Abdel Fatah al-Sisi. Pero la muy baja participación de los votantes amenaza con socavar la credibilidad de las elecciones y ha llevado al gobierno respaldado por las fuerzas armadas a tomar medidas desesperadas. El martes, el gobierno decretó feriado nacional, para alentar la participación de los votantes. También decretó la gratuidad del transporte público, alentó a los centros comerciales a que cierren temprano y amenazó con cobrar multas a los egipcios que no votaran. Los políticos locales inundaron los medios de comunicación, para repetir los mensajes de los líderes musulmanes y cristianos acerca de “el deber religioso” de votar. Si Sisi gana las elecciones tal como se predice, se convertirá en el sexto militar que dirija Egipto desde que el ejército destituyera la monarquía en 1952. Sisi condujo la destitución del presidente elegido democráticamente Mohamed Morsi el año pasado. Algunos grupos liberales e islámicos han hecho un llamado a los egipcios a que no acudan a las urnas, con el argumento de que el voto es injusto e ilegítimo. Desde el Cairo se comunica con nosotros el corresponsal de Democracy Now! Sharif Abdel Kouddous.