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El 2 de julio, la activista del movimiento Occupy Wall Street Cecily McMillan fue trasladada a Queens, Nueva York, donde la dejaron al costado de la ruta, con una tarjeta MetroCard de transporte, luego de haber estado casi dos meses en la cárcel de Rikers. La condena de McMillan por supuesto ataque a un policía fue la más severa que se aplicara a cualquiera de los miles de los manifestantes de Occupy Wall Street detenidos durante el curso del movimiento. McMillan fue detenida el marzo de 2012 en momentos en que los manifestantes trataban de volver a ocupar el parque Zuccotti, seis meses después del inicio del movimiento Occupy Wall Street. McMillan afirma que cuando sintió que alguien la agarraba desde atrás de uno de sus senos y al darse vuelta de manera instintiva golpeó a su acosador, que resultó ser el agente de policía Grantley Bovell. Nueve de los doce miembros del jurado que condenaron a McMillan de ataque en segundo grado le pidieron al juez clemencia, al decir que consideraban que la mujer no debía ir a la cárcel. McMillan estuvo cincuenta nueve días en la cárcel y ahora se ha hecho defensora de las mujeres que conoció detrás de las rejas, a muchas de las cuales se les niega atención médica adecuada. “Tu cuerpo ya no te pertenece”, afirma en relación a la vida tras las rejas.