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Después de una década, asumió en Afganistán el primer presidente. Ashraf Ghani lidera un gobierno de unidad. El lunes, junto a él en el escenario, estaba Rashid Dostum, el nuevo vicepresidente de Afganistán. Dostum es uno de los señores de la guerra más tristemente célebre, a quien el propio Ghani se refirió como un “reconocido asesino”. El ascenso de Dostum a la vicepresidencia se produce a pesar de su participación en la masacre de 2001, que dejó un saldo de dos mil prisioneros de guerra talibanes muertos. Según se informa, las víctimas recibieron disparos o murieron por asfixia en contenedores de metal sellados tras haberse rendido a Dostum y a la Alianza del Norte respaldada por EE.UU. Los prisioneros muertos, algunos de los cuales habían sido torturados, fueron luego enterrados en el desierto al norte de Afganistán. Dostum, que estaba en la lista de empleados de la CIA, ha sido ampliamente acusado de orquestar la masacre y manipular las pruebas del asesinato masivo. Durante más de una década, los grupos de derechos humanos le han pedido a Estados Unidos que realice una investigación profunda de la masacre en la que también se investigue el papel de las fuerzas especiales estadounidense y los agentes de la CIA. Hablamos con Jamie Doran, director del documental de 2002 “Afghan Massacre: The Convoy of Death” (La masacre afgana: el convoy de la muerte) y con Susannah Sirkin, directora de política internacional en la organización Médicos por los Derechos Humanos, el grupo que descubrió el sitio de las fosas comunes de los prisioneros de guerra talibanes.