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La gran polémica que se desató en torno a si Estados Unidos debería continuar aceptando refugiados sirios después de los terribles atentados en París incluye un proyecto de ley de los legisladores de la Cámara de Representantes destinado a restringir la instalación de refugiados sirios e iraquíes en Estados Unidos. Al menos 31 estados de dicho país dijeron que no aceptarán refugiados, mientras que el candidato presidencial republicano Donald Trump dijo “No los podemos recibir. Se vuelven”. Otros establecen semejanzas históricas con otra crisis de refugiados judíos que tuvo ese país en la década de 1930. Peter Schulman, profesor de historia de la universidad Case Western Reserve University, hace poco publicó en Twitter una encuesta de la revista Fortune del año 1939 que preguntaba “¿El gobierno estadounidense debería permitir que los diez mil niños refugiados, en su mayoría judíos provenientes de Alemania, ingresen al país?”. Los resultados mostraron que el 61 por ciento de los encuestados respondió que no. En el grupo de personas que buscaban refugio y se les negó el acceso estaban Ana Frank y su familia. “La respuesta nativista de entonces tiene ecos muy claros ahora”, afirma Ishaan Tharoor, periodista de temas internacionales para el Washington Post, cuyo artículo publicado recientemente se titula “Sí, la comparación entre los refugiados judíos y siros importa”. También hablamos con Ilya Lozovsky, editor de la revista Foreign Policy y autor del artículo “Soy un judío estadounidense nacido en Rusia. El rechazo de mi pueblo a los refugiados sirios me rompe el corazón”. Dice que decidió hablar porque “aunque Dondald Trump nunca sea presidente, este tipo de discurso está legitimado”.
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