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La noticia de que Exxon ocultó sus primeros hallazgos sobre el vínculo directo entre los combustibles fósiles y el calentamiento global ha dado lugar a una investigación penal a cargo del fiscal general de Nueva York y la demanda de que se inicie una investigación federal como la que se llevó a cabo con las grandes empresas tabacaleras. Pero hay quienes han decidido no esperar la acción del sistema judicial. Recientemente, durante la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático en Paris, activistas ambientales escenificaron un “juicio” en el que se acusó a Exxon de cometer “crímenes contra el clima”. Cientos de personas de todo el mundo –algunas de las cuales estaban participando en la COP21- se amontonaron en la sala de un centro cultural, similar a un gran depósito, para escuchar a los testigos de este juicio popular, que incluían gente del ámbito científico, gente experta en energía y habitantes de comunidades afectadas directamente por el cambio climático. Los testigos eran interrogados por dos importantes ambientalistas, en calidad de fiscales principales: el co-fundador de la organización 350.org, Bill McKibben y la periodista Naomi Klein.