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La muerte de una adolescente a manos de la policía en Denver dio lugar a protestas y pedidos en todo el país de que la policía rinda más cuentas de sus actos. En la mañana del 26 de enero, la policía de Denver disparó y mató a Jessica Hernández de 17 años de edad. La policía afirma que la joven y varios adolescentes más se conducían en un auto robado que había chocado y lastimado a un agente. El jefe de policía Robert White sostiene que, antes de abrir fuego, sus agentes le dijeron varias veces a Hernández que bajara del auto. Pero una de las personas que iba en el auto dice que Hernández perdió el control del auto al ser alcanzada por un impacto de bala y perder el conocimiento. Testigos afirman que Hernández fue sacada el auto a la rastra, aparentemente ya en estado inconsciente. En un video grabado por un vecino se ve cuando la policía le coloca esposas a Hernández, parece registrarla después de haberle disparado, la coloca primero de espalda y luego boca abajo mientas la joven yace inmóvil. Los dos agentes involucrados en el ataque estarán de licencia administrativa mientras se investiga el hecho. El jueves pasado, activistas de la Conferencia Nacional de Igualdad para las personas LGBT que se realizó en Denver protestaron por la muerte de Hernández, lo que obligó al alcalde Michael Hanock a cancelar el discurso que tenía previsto. El sábado, aproximadamente ochocientas personas se reunieron en el funeral de Hernández. Nos acompañan dos invitadas: Mimi Madrid Puga, organizadora comunitaria y miembro del consejo del Programa contra la violencia en Colorado, y Qusair Mohamedbhai, abogado de derechos civiles que representa a la familia Hernández.