Durante su viaje de tres días a Laos, Obama también tenía previsto reunirse con el controvertido presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte. Sin embargo, Obama canceló esta reunión después de que Duterte lo llamara “hijo de puta” y le advirtiera que no preguntara por su supuesta guerra contra las drogas, en la que la policía y vigilantes parapoliciales han matado al menos a 2.400 personas en solo dos meses. Así se expresó Duterte.
Rodrigo Duterte enunció: “Soy el presidente de un Estado soberano y hace tiempo que no somos una colonia. No tengo ningún amo excepto el pueblo filipino; nadie más. Debe ser respetuoso. No se limite a tirar preguntas y declaraciones. Hijo de puta, te voy a insultar en ese foro”.
Esto se produjo en el marco de un estado de emergencia nacional indefinido declarado por el presidente Duterte el lunes, después de que un atentado en la ciudad de Davao causara la muerte de 14 personas el viernes. La declaración no equivale a la ley marcial, pero da amplios poderes al ejército y a la policía. Milicianos del grupo Abu Sayyaf se atribuyeron la responsabilidad del ataque.