Durante la última parada en su viaje por Asia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, elogió abiertamente al presidente filipino, Rodrigo Duterte, y dijo que ambos tenían una “gran relación”. Desde que Duterte fue electo en 2016, más de 7.000 personas han sido ejecutadas extrajudicialmente por la policía o por vigilantes parapoliciales. Según el portavoz de Duterte, Trump no expresó ninguna preocupación sobre los antecedentes de Duterte en materia de violaciones de los derechos humanos.
Harry Roque expresó: “No se mencionaron los derechos humanos, no se mencionaron las ejecuciones extrajudiciales, sino que hubo una larga conversación sobre la 'guerra contra las drogas' en Filipinas, en la que el presidente Duterte dio la mayoría de las explicaciones”.
Trump y Duterte también se negaron a responder preguntas de la prensa. Cuando los periodistas intentaron interrogarlos sobre la situación de los derechos humanos, Duterte los calificó de “espías”, algo que, según testimonios, hizo reír a Trump.