Cuando en enero firmó la primera orden ejecutiva destinada a prohibir temporalmente el ingreso de refugiados y de otras personas provenientes de siete países de mayoría musulmana, el presidente Trump dijo que la medida era necesaria, en parte, para proteger a las mujeres. Una parte poco comentada de la orden ejecutiva reza: “Estados Unidos no debería admitir a aquellos que participen en actos de fanatismo u odio, como los homicidios por motivos de 'honor' u otras formas de violencia contra las mujeres”. Algunos observadores notaron la ironía de la orden ejecutiva. Tanto el hombre que la firmó, Donald Trump, como el hombre que la escribió, su principal estratega, Stephen Bannon, fueron acusados de cometer actos de violencia contra mujeres. Durante la campaña presidencial, se hizo muy conocido un comentario de Trump registrado en un video filtrado grabado por el programa Access Hollywood de la cadena NBC. En el video Trump se jacta de haber atacado sexualmente a mujeres y de haberles “agarrado el choco”. Ocho mujeres han acusado a Donald Trump de ataque y acoso sexual. Y Trump no está solo. Stephen Bannon fue acusado de violencia doméstica y agresiones en el año 1996. Y el primer candidato de Trump para cubrir el cargo de secretario de trabajo, el director ejecutivo de restaurantes de comidas rápidas Andrew Puzder, fue acusado de abuso doméstico por su ex esposa, quien fue disfrazada al programa Oprah para hablar de la violencia doméstica.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que Democracy Now! les hizo hace poco a Eve Ensler y Christine Schuler Deschryver. Ensler es la dramaturga autora de Los monólogos de la vagina. Christine Schuler Deschryver es directora de la organización V-Day Congo.