Mientras tanto, en Siria, miles de residentes continúan huyendo de la ciudad de Raqqa mientras las milicias respaldadas por Estados Unidos intensificaban la ofensiva contra la ciudad controlada por el autoproclamado Estado Islámico (ISIS). El miércoles, civiles que habían escapado de la ciudad llegaron a un campamento de socorro al aire libre en las afueras de Raqqa y declararon haber sufrido constantes ataques aéreos, incursiones militares con artillería y hambre extrema.
Djazia, una mujer desplazada de Raqqa, declaró: “Nos fuimos por los combates. Teníamos miedo, tenemos hijos. Casi nos morimos de hambre y nadie nos ayudó”.
Oubayd, un hombre desplazado de Raqqa, enunció: “Ahora estamos desplazados y vivimos al aire libre. Estas son las pertenencias de nuestra casa, las hemos conseguido hoy. Esto es lo que tenemos. Son las últimas cosas que teníamos en la casa”.
Cerca de 200.000 personas han sido desplazadas de Raqqa y se espera que sean más quienes huyan, a medida que el combate se intensifique. Los ataques aéreos liderados por Estados Unidos han matado a cientos de residentes, en lo que los investigadores de la Organización de las Naciones Unidas han calificado de “impactante pérdida de vidas civiles”.