Las Naciones Unidas junto a grupos de derechos humanos acusaron al Gobierno de China de instalar enormes campos de “reeducación” antimusulmanes en Xinjiang, provincia al noroeste del país, destinados a hacer desaparecer, encarcelar y lavar el cerebro a los musulmanes uigures. Según algunas estimaciones, la población en dichos campos es de hasta dos millones. Después de negarlo durante meses, en octubre China reconoció la existencia de estos campos al afirmar que son parte de los esfuerzos por contrarrestar el extremismo. Pero los uigures dicen que es una forma de castigo colectivo y que viven en un estado de vigilancia de alta tecnología diseñado para erradicar el islam.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a Rushan Abbas. Abbas es una activista uigur estadounidense que vive en Washington, D.C. Este año, después de que habló contra la represión de China a los uigures, su tía y su hermana desaparecieron y desde entonces no se sabe nada de ellas.