En Brasil, el ex presidente Luiz Inácio “Lula” Da Silva ha comenzado a cumplir su sentencia de 12 años en prisión, luego de ser condenado por corrupción en un fallo polémico. Si bien el plazo para presentarse ante las autoridades era el viernes a las 17 horas, Lula se entregó a la policía el sábado, después haber pasado la noche en la sede del sindicato metalúrgico rodeado de sus partidarios, que se congregaron fuera del edificio quizás esperando que Lula desafiara la orden de entregarse. El sábado, Lula pronunció un discurso escuchado por miles de integrantes y simpatizantes del Partido de los Trabajadores. La semana pasada, la Corte Suprema de Brasil rechazó su pedido de permanecer fuera de la cárcel mientras apelaba la condena, lo que significa un impedimento efectivo a su candidatura presidencial en las elecciones de este año. Según sus partidarios, este fallo en su contra es una continuación del golpe de Estado que en 2015 derrocó a la presidente Dilma Rousserff, del mismo partido que Lula. El año pasado, Rousseff declaró: “El primer capítulo de este golpe fue mi juicio político. Pero se viene un segundo capítulo, que es impedir que el presidente Lula sea candidato en las próximas elecciones”.
Para conocer más sobre el tema, vea (en inglés) las reflexiones de Glenn Greenwald, periodista galardonado con el premio Pulitzer y uno de los fundadores del portal periodístico The Intercept, que nos acompaña desde Río de Janeiro.
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