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La venta de alimentos es una de las actividades más expuestas en la actual pandemia de coronavirus. Tanto el personal de las tiendas como quienes realizan reparto a domicilio suelen trabajar sin equipos de protección, en un contexto en que la demanda de alimentos aumenta rápidamente con millones de estadounidenses quedándose en casa. “Al principio, con la adrenalina del primer momento, éramos esenciales. Estábamos orgullosos. Y ahora, a medida que [la pandemia] se profundiza, eso desaparece y nos empiezan a ver más como algo prescindible”, dice Matthew Telles, miembro del colectivo Gig Workers Collective, que reúne trabajadores y trabajadoras temporales, por horas y con empleos precarios en general. Telles, asistente personal de compras de Instacart, participó en marzo en la organización de una huelga para exigirle a la empresa la implementación de medidas de seguridad adecuadas y un pago por trabajo peligroso.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Matthew Telles.