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El Ejército de EE.UU. ordenó la destitución del comandante a cargo de la base militar de Fort Hood e inició una investigación por una serie de asesinatos y denuncias de abuso sexual en esa instalación. Este año en Fort Hood hubo veintitrés muertes, trece de las cuales fueron miembros de la fuerza que desaparecieron, fueron víctimas de asesinato o cometieron suicidio. En abril, se encontraron los restos de la soldado Vanessa Guillén cerca de la base y el principal sospechoso se suicidó en julio, poco después de ser acusado del asesinato. El caso fue un llamado de atención sobre la violencia sexual en el ejército, provocó indignación en todo el país y generó la presentación de un proyecto de ley destinado a facilitar que el personal militar denuncie el acoso y las agresiones sexuales. “La cultura de la violación, el racismo sistémico, la corrupción y la impunidad han sido realmente moneda corriente en el Departamento de Defensa durante décadas”, afirma la veterana de la Fuerza Aérea Pam Campos-Palma que dirige el proyecto Vets for the People. Campos-Palma agrega que el Congreso debe hacer un control adecuado de las fuerzas militares.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Pam Campos-Palma.