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El presidente Joe Biden ganó las elecciones con el apoyo masivo de la gente de color. Ahora, en su segunda semana de gobierno ha emitido cuatro órdenes ejecutivas para promover lo que la Casa Blanca llama su agenda de “equidad racial”. Estos decretos están orientados a fortalecer políticas contra la discriminación en la vivienda, poner fin a los contratos del Departamento de Justicia con prisiones administradas por empresas privadas, reafirmar la soberanía de los pueblos originarios estadounidenses y combatir la xenofobia contra la gente de origen asiático y de las islas del Pacífico. Este impulso de Biden hacia la justicia racial se produce en el contexto del impacto devastador que está teniendo la COVID-19 en las comunidades de color de EE.UU., que son quienes registran las tasas más altas de contagio, muerte y desempleo durante la pandemia. Hablamos del tema con Ash-Lee Woodard Henderson, codirectora ejecutiva del Centro Highlander de Investigación y Educación, que afirma que las órdenes ejecutivas de Biden son “un avance” y atribuye su implementación a la presión ejercida por los movimientos sociales sobre el gobierno para que actúe. Henderson señala: “Esto no se debe solo a su buena voluntad. Se debe a que el movimiento hizo que la equidad racial sea una prioridad para el poder ejecutivo de nuestro gobierno”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Ash-Lee Woodard Henderson.
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